Adicciones, la otra pandemia

La pandemia de coronavirus es el tema que más preocupa a los argentinos y, en este contexto, una vieja preocupación se vuelve a asomar claramente en uno de los escenarios de la agenda de la salud. Y es que con la pandemia creció exponencialmente el número de personas que consumen drogas, legales e ilegales, llegando al récord (según cifras extraoficiales) de 7 millones de individuos que podrían considerarse adictos. Las razones de este fenómeno son variadas, desde el confinamiento, las depresiones, hasta la explosión de las fiestas ilegales donde todo vale.
Los especialistas afirman que con el correr de los meses pandémicos las consultas pidiendo tratamiento contra las adicciones aumentaron significativamente hasta la fecha. Los síntomas principales que presentan las personas que atraviesan esta patología están relacionados con estrés crónico: tensión física y/o psíquica (emocional), frustración, irritabilidad, nerviosismo, alteración en el sueño, dolores musculares, hipertensión arterial, diabetes, depresión, problemas de piel, etcétera. Muchas personas no encuentran formas saludables de poder lidiar con esta situación y muchas otras lo encuentran con el uso y abuso de sustancias legales e ilegales. “Cualquier vía de escape al disconfort les es útil como paliativo a este malestar de sentirse encerrados, coartados, frustrados, con un presente y un futuro incierto ya que todas las adicciones en un primer momento van a liberar sustancias que son neurotransmisores que median el placer / el buen estado de ánimo en los seres humanos”, aseguran los especialistas.
Las alertas, además del despegue puntual del consumo, se concentran en los efectos futuros, porque los especialistas coinciden en señalar que la práctica no se desacelerará cuando la pandemia pase, sino que se trata de patologías que se disparan y a las que se debe tratar para desarticular, y en ello deberán actuar los organismos sanitarios oficiales. Al resto de la sociedad nos restará considerar dicha conducta como un verdadero problema de salubridad y seguridad ciudadanas, y –sobre todo– obrar en consecuencia.