Aumentaron los casos de anorexia y bulimia en la adolescencia

Desde la Sociedad Argentina de Pediatría se han referido a la importancia de detectar los trastornos de conducta alimentaria en fases iniciales, teniendo en cuenta los efectos que la pandemia está dejando en todos a partir del aislamiento y el distanciamiento con seres queridos. Sobre este tema habló con FM Vos (94.5) y Diario San Rafael la médica pediatra y especialista en Adolescencia Ruth Mariña, miembro del Comité de Estudio Permanente del Adolescente de la Sociedad Argentina de Pediatría.
La profesional explicó que en la adolescencia se transitan una serie de cambios, tanto físicos y psicológicos como neurofísicos y sociales muy importantes, y la pandemia los ha afectado como una de las poblaciones más susceptibles. “Esto de que no puedan compartir con sus pares, esta incertidumbre hacia el futuro, esta desesperanza que les transmitimos los adultos en ciertas oportunidades, este malestar económico, la falta de algún familiar por la enfermedad, todo eso hizo que algunos trastornos mentales que ellos padecen se conservaran y en otros se manifestaran”, dijo.
El cierre de los consultorios hizo que muchas de las patologías psicológicas, al ser atendidas, llegaran en estado avanzado, mientras que algunos ya estaban en estado de urgencia. Entre los problemas más notorios hay angustia, depresión, incremento en fobias e incluso intentos de suicidio. En los trastornos de la conducta alimentaria, los más frecuentes son anorexia y bulimia. La médica recomendó no esperar a que los casos sean graves, sino actuar con mayor celeridad. “Generalmente estos trastornos tienen múltiples factores. El paciente tiene una predisposición psíquica con baja autoestima, se fija mucho en el ‘qué dirán’, en los estándares de belleza de la sociedad. También hay factores predisponentes, como vínculos violentos, trastornos en la familia, antecedentes familiares de otros trastornos alimentarios, alguna situación de abuso en el pasado o en el presente; todo eso suma a que estas patologías se manifiesten. Hay una alteración en la rutina de los alimentos, los chicos no quieren sentarse a la mesa, son cada vez más restrictivos, controlan mucho las calorías, se pesan de forma muy frecuente y llama la atención, siempre están haciendo una dieta nueva o están diciendo que no quieren comer, que se ven gordos, se aíslan más. Cuando empiezan a perder peso (que es su meta), comienzan a ponerse ropa cada vez más holgadita para disimular su delgadez. En las chicas puede verse que tienen trastornos en el ciclo menstrual, aparece la menorrea (no tienen el período). Además hay desgano, tristeza, frío, pérdida de cabello”, destacó.