Cifras de la pobreza: lo que se discute y lo indiscutible

Los guarismos que, la semana pasada, publicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) respecto a la cantidad de pobres e indigentes que existen en nuestro país mostraron una fotografía que permite evaluaciones diferentes. Mientras que a nivel nacional el porcentaje de pobres se ubicó, en promedio y a fines del 2021, en 37,3 puntos porcentuales, en el Gran Mendoza esa cifra trepó al 44,6%. A ello se suma, además, que un 7,2% de los mendocinos –medido en el conglomerado cercano a la capital, ya que en algunos puntos del territorio provincial podría ser aún mayor- se encontraba en estado de indigencia y más del 51% de los infantes y adolescentes eran pobres.
El fenómeno, como decíamos, depara varios puntos de preocupación: en primer término –y como resulta evidente en los números- Mendoza se encuentra entre las provincias con más pobres del país; por otra parte, y a diferencia con lo ocurrido en el promedio nacional donde el porcentaje de pobres e indigentes había bajado hacia fines del año pasado respecto del 2020, en nuestra provincia esa cifra se incrementó.
Frente al escenario planteado, y más allá de las objeciones que pudieran tener las autoridades provinciales respecto a la modalidad de la medición o –incluso- la veracidad de los números publicados por el organismo nacional, pareciera que objetivamente la situación económica mendocina dista mucho de ser la ideal y que aquella vieja idea de que Mendoza era una de las provincias ricas del interior de la Argentina ya no es verídica.
Se pueden desarrollar discusiones acerca de formalismos y visiones políticas partidarias, pero más saludable y fructífero sería que la dirigencia (de uno y otro color) ponga sus energías, más que en discutir sobre números, en diseñar las políticas que nos permitan volver a ser una de las referencias económicas dentro de la Argentina y que ello redunde en un mayor bienestar para quienes habitamos este suelo.