La Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro) publicó el semáforo de economías regionales que releva mensualmente la marcha de las distintas zonas productivas.
La combinación de una suba sostenida de los insumos por arriba de la inflación, la caída del consumo y factores climáticos llevó a que al menos 13 de 19 producciones se encuentren en alerta en los primeros meses del nuevo gobierno nacional. En relación, el 90% atraviesa una situación de alarma en cuanto a volúmenes de producción.
Según su informe, entre las más perjudicadas se encuentra el sector lechero afectado porque se mantiene la crisis por costos, falta de reservas y mercados estancados y el sector de granos dado los bajos precios internacionales y las estimaciones de rinde de la campaña gruesa. Asimismo, se agrega el panorama desfavorable para el algodón (rindes menores a los esperados), la mandioca (costos más rápidos que la inflación), la miel (baja producción por falta de flores), ovinos (complicadas señales de mercados), papa (caída de los precios con algo de sobreoferta y costos por las nubes) y vino y mosto (precios deprimidos esperando nueva vendimia). Con luz amarilla, es decir en estado de advertencia y alerta, aparecen los cítricos dulces, el sector forestal, hortalizas, peras y manzanas, y el tabaco,
«El propósito de este informe es que se conozca la realidad que atraviesa la producción regional de la Argentina. Las mediciones se hacen todos los meses a lo largo y a lo ancho del país. La evaluación productiva y económica se hace sobre 19 productos. Se toman las producciones de las distintas economías regionales. El 70% de ellas se encuentran en una situación crítica», advirtió a FM Vos 94.5 el presidente de Coninagro, Elbio Laucirica.
«La política económica no es la correcta. La devaluación fue absorbida por la inflación. Los costos internos dejaron al borde del abismo a muchos productores. Hay una alta carga fiscal que condiciona muchísimos los resultados. A esto hay que agregarle, que hubo muchas zonas con problemas climáticos», amplió.
Después, destacó cuáles son los únicos sectores que evidenciaron una recuperación de la actividad. «En crecimiento se ubicaron el sector del arroz, aves, bovino, maní, porcinos y yerba mate. Todas las demás se encuentran en una situación de riesgo», advirtió Laucirica.
«El Impuesto País a los productos dolarizados hace insostenible la situación para muchos sectores. Por eso, le solicitamos al gobierno un reajuste en la política cambiaria y tributaria para tener una mejor perspectiva en las futuras cosechas», añadió.
En mismo sentido, explicó cómo afecta la inflación sobre los costos de producción. «En la actualidad tenemos un altísimo costo interno. Llevar el vino desde Mendoza a Buenos Aires tiene un costo más caro que trasladarlo en barco hasta cualquier destino de exportación. El costo de la logística en Argentina es altísimo. La inflación golpea fuerte a todos los sectores y desdibuja la orientación de la macroeconomía del país. Esperemos que los índices inflacionarios se reduzcan y las cargas fiscales también», remarcó.
«Desde Cancillería se trabaja en aranceles y fomento de las relaciones bilaterales. Esto podría favorecer el cupo de las exportaciones. Los resultados obtenidos hasta ahora son parciales. Estamos seguros de que desde la producción primaria se va a poder llevar a cabo un desarrollo económico, pero hay medidas como el aumento a las tasas de interés de los productores de trigo y soja que son disparatadas», agregó el presidente de Coninagro.
Al cierre de la nota, opinó sobre la decisión del gobierno nacional de abrir totalmente las importaciones a los alimentos. «Este tipo de medidas nos preocupan mucho. Esta decisión incide negativamente en muchos productos. No hay una igualdad de condiciones en lo que refiere a materia impositiva. Todos debemos tener las mismas oportunidades a la hora de producir. Las economías regionales son las que generan riqueza y producen puestos de empleos genuinos en el interior del país. Hoy el consumo interno está estancando por la caída en la capacidad de poder de compra del consumidor. Con este tipo de resoluciones no se tiene en cuenta el costo de producción interno que tienen las economías regionales. Gran parte de lo que paga la gente en las góndolas son impuestos. El consumidor del precio final paga un 25% en bruto por el producto. El resto del valor lo conforman la logística y los tributos. Lo mismo sucede con los combustibles, el precio está conformado por un 47% de impuestos. La mayoría de las veces lo que aumenta son los impuestos sobre los productos y no el propio producto», finalizó el presidente de Coninagro, Elbio Laucirica.
