La investigación por el femicidio de Florencia Romano está a punto de terminar. Tanto es así que, con la prisión preventiva dictada al único detenido, Pablo Arancibia, en tiempo récord a fines de diciembre, la fiscal de Homicidios Claudia Alejandra Ríos se encuentra trabajando en la elevación a juicio.
Arancibia fue detenido tres días después del homicidio de la adolescente de 14 años y 48 horas antes del hallazgo del cadáver en Luzuriaga, a metros de un matadero. Este sujeto de 33 años fue acusado de captar a la menor a través de Instagram.
La contactó, entabló una relación y la invitó a pasar el día a su casa. Preparó el terreno pidiéndole a su pareja que fuera a visitar a su familia y se quedó solo en la vivienda.
La invitó a la propiedad del callejón Berra de Maipú y luego la mató a golpes. La hipótesis principal es que la víctima se defendió de un ataque sexual. Ofreció resistencia pero no lo soportó.
Las redes sociales fueron uno de los focos de la investigación de Ríos. Además de estudiar Instagram, también se hizo con perfiles de Facebook y cuentas de WhatsApp.
En las últimas horas trascendió que creen Arancibia continuaría utilizando Facebook desde la celda de la cárcel de Almafuerte, donde pasa sus días después de la imputación de femicidio.
Pero no lo haría a través de su perfil original, el que cerró después del asesinato, sino en uno con el nombre y la foto de una chica que parece ser menor de edad.
El último cambio de imagen de portada lo hizo el 27 de enero a las 16.35. Ese mismo día a las 13.06 actualizó la imagen de perfil, siempre mostrando a la misma menor.
Esto llamó la atención de los detectives y también de la familia de Florencia Romano, que dio a conocer la situación a sus abogados, y analizaban realizar una presentación judicial para que se investigue si Arancibia se hace pasar por una menor o continúa acosando o escribiéndoles a mujeres para llamar su atención.
Mientras los pesquisas policiales y judiciales buscaban el cuerpo de la niña guaymallina, después de la detención de Arancibia y su pareja (luego se comprobó que la novia no tuvo nada que ver con el hecho de sangre), trascendieron una serie de mensajes de Facebook que lo comprometían.
Arancibia hostigó a una menor de 17 años durante tres años. La invitaba a tomar algo, al cine y le enviaba fotos con fajos de dinero para demostrar poder. Nunca encontró respuesta pero evidenció una conducta psicópata, más porque “no era su única víctima”, tal como detallaron fuentes consultadas por El Sol.
El sujeto tenía ese estilo de vida y ocultaba su personalidad a quien era su pareja. Por todo esto, la alarma se encendió nuevamente al detectar que continuaría utilizando Facebook con la foto de perfil de una adolescente.
Las fuentes agregaron que, mediante esa cuenta, habría logrado hablar con algunos amigos o conocidos de su época de escuela primaria, a quienes les habría dicho que las acusaciones que recayeron sobre él estaban basadas –palabras más palabras menos– en pruebas que no eran contundentes.
La investigación
El caso Florencia Romano comenzó a investigarse cuando sus padres radicaron una denuncia por averiguación de paradero el domingo 13 de diciembre. Un día antes, la joven oriunda de Rodeo de la Cruz había desaparecido por la tarde.
Ella les había dicho que iba a pasar la jornada con unas amigas pero, en realidad, se dirigió a la casa de Arancibia, en Maipú, quien la había captado a través de las redes.
Los pesquisas analizaron las cámaras de seguridad de la zona, el recorrido de la tarjeta SUBE de la menor y también su teléfono celular.
El aparato estuvo activo hasta las 19 del sábado, aproximadamente. Y las cámaras confirmaron que había llegado hasta la zona de la vivienda del sospechoso. Justamente a esa hora, un vecino del pasaje Berra sintió ruidos y gritos en la casa de Arancibia.
Decidió llamar al 911 para denunciar violencia de género, pero una efectivo del CEO no le dio curso a la comunicación y cortó, lo que provocó (días después) una pesquisa interna con su pase a revista pasiva.
Con esas pruebas ordenaron la detención de Arancibia. Con el paso de las horas trascendió que el hombre mató a la adolescente a golpes e intentó quemar el cadáver para borrar todo tipo de pruebas.
Luego llamó a un primo y le pidió que lo ayudara a deshacerse “del cadáver de un perro que había atropellado” y matado. Era todo un engaño. El cuerpo era el de la menor pero el familiar del acusado nunca notó nada extraño.
Se dirigieron hasta calle Alsina y allí descartaron un bulto envuelto en frazadas y una cortina. Con el paso de las horas, cuando el caso ganó espacio en la prensa y ante la detención de Arancibia, su familiar relacionó el llamado que recibió y los restos que arrojaron a una acequia y decidió consultar a un abogado.
Gracias a este aporte, los detectives liderados por la fiscal Ríos llegaron hasta el sector que les describió el declarante. Finalmente, fue otro hombre que trabajaba en la zona el que encontró del cuerpo de Florencia y decidió comunicarlo a las autoridades.
Tras el hallazgo, Arancibia fue imputado por femicidio y enviado a la cárcel. Por su parte, su concubina, quien ya había sido liberada por falta de pruebas, terminó sobreseída.
Fuente: El Sol
