El fiscal Fernando Castro decidió imputar formalmente a Lucas Antonio Hidalgo (20) del delito de homicidio simple calificado por el uso de arma de fuego en el marco de la causa en que se investiga la muerte de Humberto Giménez, el hombre de 62 años con domicilio en Carmensa (General Alvear) cuyo cuerpo sin vida fue encontrado el martes último con un disparo de arma de fuego en un campo cercano a Punta del Agua.
Hidalgo es hijo de un abogado domiciliado en Las Heras que, según algunas investigaciones, habría concretado con Giménez la compraventa de la finca “La soñada”, en Carmensa. Según sospecha el fiscal Castro, Giménez llegó hasta esa finca durante la noche del sábado y allí se habría producido un altercado que terminó con el disparo que mató al sexagenario. Los motivos de la agresión aún no están claros: de hecho, la hipótesis de que Giménez habría ido a aquel inmueble a reclamar una supuesta deuda por parte de los Hidalgo ha quedado prácticamente descartada y también sorprende a los sabuesos que Lucas Hidalgo y la víctima mantenían una relación muy fluida, “casi de amistad”.
Lo que ocurrió después del tiro homicida también es motivo de investigación: está claro que el cuerpo de la víctima fue traslado hasta el lugar donde finalmente apareció (a unos 70 kilómetros de “La soñada”) y, en este sentido, se busca determinar si Hidalgo contó con la ayuda de otra persona en esa empresa. Vale destacar que el hombre de 65 años que hasta ayer se encontraba aprehendido en el marco de la causa y que condujo una grúa con la que se trasladó un Ford Sierra donde –al parecer- Hidalgo llevó el cuerpo de Giménez, recuperó la libertad puesto que declaró que él solo enganchó un vehículo “que no arrancaba” y lo llevó hasta el campo donde fue encontrado el cuerpo de Giménez. “Yo no vi nada. A mí me pagaron el servicio, yo hice mi trabajo y luego me fui”, habría asegurado el trabajador en su declaración frente al fiscal.
Así las cosas, hoy por hoy el fiscal Castro tiene, en el marco de la investigación que encabeza, un acusado, prendas de vestir con sangre, dos escopetas al igual que cartuchos disparados que fueron secuestrados oportunamente y el auto en el que supuestamente trasladaron los restos de Hidalgo después de matarlo. Fuentes cercanas a la investigación aseguran que el plexo probatorio es fuerte contra Hidalgo y lo único que resta probar es el motivo del ataque y si alguien más participó del crimen.