Argentina se encuentra en medio de una compleja situación económica, con muchas personas que se acercan cada vez más a la pobreza o simplemente, caen en ella o directamente en la indigencia. Sobre ello habló con FM Vos (94.5) y con Diario San Rafael, Patricio Canalis, economista integrante del Instituto de Desarrollo Social Argentino (Idesa).
Explicó que a pesar de que el Gobierno nacional insiste en aumentar los montos en los diversos planes sociales existentes, la crisis económica no cesa y paradójicamente, los índices de pobreza no bajan, sino que suben. “Uno trata de ir hacia atrás y ver pobreza, y hasta 2017 teníamos un nivel del 25% y hoy en día llegamos a un nivel que, si bien sube y baja, alcanza entre el 35% y el 40%. Uno ve en ese período y el gasto social aumenta. Si hiciéramos el mismo ejercicio yendo a un poco más atrás, a principios de siglo, también vemos que aumenta y eso se da a la par de un aumento en el gasto público y social. A comienzos del siglo XXI, ese gasto era del 12% del PBI y hoy en día se fue hasta el 15% del PBI, suena poco, pero son tres puntos del PBI y para dar una idea, en el presupuesto la Asignación Universal por Hijo tiene un punto del PBI, entonces con eso ya podríamos dimensionar la cantidad de gasto que se ha aumentado”, dijo y agregó que otra lectura que se puede hacer es que a comienzos de siglo, Nación invertía un 3% en gasto público y social, hoy en día invierte un 5% es decir que prácticamente todo el nuevo gasto es nacional, entonces ahí, de esa manera se está gastando.
“Por ahí uno se pone a ver a qué resultado han llevado estas intervenciones de todos los niveles de gobierno, y con los datos nuevos de pobreza el 50% de los niños forman parte de hogares pobres. Ese 50% hace varios años que lo tenemos, con la pandemia se estabilizó ahí en un 50%, un poquito más pero quedamos ahí, con ese piso. A la par, tenemos que un 70% de los niños pobres, tienen bajo desempeño en Lengua y Matemática, lo que nos da que el 35% de los niños de Argentina, son pobres y concurrentemente tienen dificultades para leer, escribir, sumar y restar”, lamentó.
Muchas veces, los sistemas educativos prefieren egresar niños o adolescentes sin los conocimientos necesarios, a fin de que no figuren en las estadísticas, pero a la vez se trata de futuros desocupados. “El problema principal no se da tanto en la primaria, sino en la secundaria. Ahí es donde se da la principal divergencia, por caridad, no por cantidad. Eso es influenciable por cuestiones que vimos en el último tiempo, como es la promoción automática a raíz de la pandemia, y yéndonos no a una situación de emergencia sino a lo que era años antes, no había promoción automática pero los requisitos para promocionar eran bastante laxos, todo estaba apuntado más hacia la inclusión que a la eficiencia”, advirtió. «Los jóvenes no tienen conocimientos y eso se nota luego, al momento de presentarse a un trabajo. El empresario que desea ponerlo el blanco, debe garantizar que su trabajador tenga cierta productividad, la cual no se alcanza por aquellos factores de educación artificial», explicó el especialista.
