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sábado 18, de mayo , 2024

Cuando los narcos matan chicos: asesinaron a 17 menores en lo que va del año en Rosario

La beba de un año y siete meses quedó tirada en el suelo junto a su abuela, que la tenía en brazos. Geraldine Gómez tenía sangre en la cabeza. Un tiro atravesó su cráneo y murió en el acto, aunque fue llevada para atenderla primero al hospital Gamen de Villa Gobernador Gálvez y luego al Vilela en Rosario. Es el sexto menor de cuatro años que fallece a causa de las balas en lo que va de este año.

Estos ataques salvajes no son una casualidad, sino una tendencia como lo muestran las estadísticas oficiales. Este año fueron asesinados 17 menores de edad. A mitad de 2022, esa cifra supera a la de todo el año pasado, cuando fallecieron víctimas de la violencia con armas de fuego 12 menores. 

¿Qué ocurre para que grupos criminales maten a niños? Como ya se publicó en AIRE se rompieron todos los límites imaginables en el crimen organizado. Se llegó a esta instancia en la que cualquiera puede morir, incluido bebés y niños.

Una ráfaga de ametralladora terminó con la vida de Geraldine Gómez en Villa Gobernador Gálvez.

Una ráfaga de ametralladora terminó con la vida de Geraldine Gómez en Villa Gobernador Gálvez.

Fuentes policiales señalaron a AIRE que se sospecha de detrás de este ataque participó la banda Los Picudos, conformada por jóvenes que viven en Villa Gobernador Gálvez y se transformaron en soldaditos que venden sus servicios violentos a otros grupos criminales, como Los Monos. Fuentes de la investigación señalaron que este grupo de jóvenes criminales está sospechado de ser los que dispararon al policía Gabriel Sanabria, oriundo de San Javier, que fue atacado con dos ametralladoras desde dentro de un auto en la zona sur de Rosario el 28 de mayo pasado. El suboficial de 26 años de la brigada Motorizada se encuentra internado en el Hospital de Emergencia Clemente Álvarez, luego de que le realizaran dos intervenciones quirúrgicas tras el salvaje ataque a balazos. 

Geraldine, la beba de un año y siete meses, estaba en brazos de su abuela, quien al caer la tarde del lunes, cerca de las 19, pensaba tomar mates con su marido en el patio de la casa, ubicada en una zona humilde, cuando se escuchó de pronto, según los testigos, una ráfaga de ametralladora. La mujer que estaba con su nieta en brazos cayó al suelo con la nena. Su marido contó que cuando la fue a socorrer vio que Geraldine tenía sangre en la cabeza. La abuela de la beba quedó herida en la pantorrilla con uno de los disparos. Su hijo también recibió otro balazo en el brazo. Otro de sus hijos fue asesinado en otro episodio hace semanas. 

El crimen de la beba Geraldine Gómez pone en escena de forma descarnada una tendencia que se impone desde los últimos dos años, que son los asesinatos a menores de edad, muchos de ellos, víctimas de las balas que son dirigidas para otras personas, en ataques en los que se usan armas de grueso calibre y de gran poder de fuego como ametralladoras. 

Según el último informe del Observatorio de Seguridad Pública, que procesa datos de la Dirección de Política Criminal del MPA, en lo que va de 2022 fueron víctimas de homicidios seis menores de 14 años, entre ellos tres bebés de menos de dos años. En total fueron asesinados 17 menores de edad, de acuerdo a los registros oficiales consultados por AIRE.

Se sospecha que detrás de este ataque está la banda Los Picudos.

Se sospecha que detrás de este ataque está la banda Los Picudos.

Uno de los últimos hechos que sorprendió por la ferocidad y la cantidad de sangre derramada ocurrió el 6 de mayo pasado, en el barrio Larrea, en el sur de Rosario, cuando una pareja con una nena de seis años bajó del auto y al entrar a la casa de un familiar, que habían ido a visitar, aparecieron cuatro sicarios que comenzaron a disparar de manera desenfrenada. Después se supo que el ataque era para otra persona. 

Los tres murieron en el acto. “Fue una masacre”, describió uno de los investigadores. La nena, cuyo nombre era Auriazul Morera, quedó tendida en la vereda junto a su madre Naira Altamirano. Su padre Tomás Morera alcanzó a entrar en un pasillo pero los 16 balazos que recibió le provocaron también la muerte. 

Fue el tercer triple homicidio, con niños como víctimas mortales, que ocurre en Rosario en lo que va del año. “Los narcos están dando órdenes para que maten a familias enteras”, analizó una alta fuente de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). 

Una pista que enciende preocupación entre los investigadores es por el tipo de armas que usaron los sicarios, que dispararon pistolas calibre 9 mm y 40. El último calibre no es muy común en Santa Fe. Hay solo tres armas registradas en la Anmac. Pero lo que llama la atención es que en tres homicidios que se cometieron en abril se usó ese tipo de pistola de alto poder. 

Esta tendencia de los sicarios de ir a matar a bebés y niños también quedó expuesta en otro triple crimen que ocurrió el sábado 23 de abril, cuando fueron asesinados el narco Marcos Caminos, de 27 años, su pareja Micaela Larrea y un bebé de menos de un año. Un nene de seis años salvó su vida de milagro porque entre los disparos logró salir corriendo de la camioneta y meterse en su casa. Fue el único sobreviviente del ataque con más de 40 balazos contra esta familia. Caminos se dedicaba a la venta de drogas en el barrio Larrea, algo que quedó al descubierto cuando tras el triple crimen allanaron su casa y encontraron armas y estupefacientes. La camioneta 4×4 que usaron los sicarios fue encontrada horas después prendida fuego. 

“Matá a la vieja, matá a la nena, matá a todos”, fueron las palabras que gritaron los sicarios cuando pasaron por la calle Rafaela al 5200 en moto disparando sus pistolas 9 milímetros.

Caminos, de 27 años, pariente del legendario Roberto Caminos, conocido como Pimpi, jefe de la barra de Newell’s hasta que fue asesinado en 2010, no era nuevo en el negocio de la venta de drogas. Fue detenido en agosto 2015 con más de 400 dosis de cocaína y dos meses después la Policía Federal volvió a secuestrar droga en su casa. 

Un día antes del ataque contra la familia Caminos, un grupo de soldaditos narcos baleó a una mujer de 76 años y a su nieta de nueve en el barrio Ludueña, una zona que en abril fue epicentro de ataques narcos como en Empalme Graneros. La mujer fue herida de diez disparos y la nena recibió un tiro en la pierna. 

“Matá a la vieja, matá a la nena, matá a todos”, fueron las palabras que gritaron los sicarios cuando pasaron por la calle Rafaela al 5200 en moto disparando sus pistolas 9 milímetros. “Toda la gente empezó a correr. Y balearon a una señora que no se mete con nadie, vive con la hija, no se puede movilizar. Estaba en la vereda con su nieta”, contó una vecina que reconoció que “ni adentro de tu casa estás seguro”. 

Otra beba de menos de un año fue asesinada en otro triple crimen el 27 de enero pasado, cuando en una emboscada fueron acribillados Iván Giménez, su pareja Erica Romero y a Elena, de ocho meses. Esto ocurrió en Ibarlucea, en las afueras de Rosario, luego de que las víctimas concurrieran a una boda de dos narcotraficantes que reunió a la crema de la mafia rosarina, entre ellos, a varios integrantes de la banda de Los Monos. 

Diez días antes de este triple asesinato fue ejecutada frente a su hija, que resultó herida, a una mujer embarazada de 31 años. Los sicarios tocaron la puerta de un edificio en la zona oeste y preguntaron por Débora Andino. Luego entraron y en sólo unos segundos ejecutaron de un tiro en la cabeza a la mujer de 31 años que cursaba el sexto mes de embarazo, y también le dispararon a su hija de nueve años.

Fuente: www.airedesantafe.com.ar

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