Cuarentena, salud y necesidades

El aislamiento social preventivo y obligatorio –o cuarentena, como la mayoría de nosotros la llamamos y recordaremos– impuesto por el Gobierno nacional para intentar parar el avance de la pandemia de Covid-19 está por cumplir tres semanas en nuestro país. Si bien en general se ha observado una notable merma en la circulación de personas en gran parte del país, el correr de los días (y en algunas jornadas con particular claridad) ha mostrado a muchos argentinos en la calle. Las explicaciones de quienes salen de sus casas son de lo más variadas y van desde la necesidad de realizar compras hasta ir a los bancos a cobrar por ventanilla o por cajero automático, ir a un centro de vacunación, tramitar el certificado único de circulación o ir a pagar un impuesto.
Más allá de si la explicación es verdadera o no por parte de quienes dejan sus casas para transitar por la vía pública, lo cierto es que todos ellos se exponen a contagiarse –y contagiar a otros– con el famoso virus. Los especialistas ya nos han informado sobremanera que, ante la falta de vacunas contra la enfermedad, la herramienta más efectiva que tenemos a disposición es no tomar contacto con el virus y, para ello, la distancia social es esencial.
Imposible es soslayar en este contexto la afectación social y, sobre todo, económica que le provoca a muchos de nosotros no poder salir de casa, sobre todo para aquellos que necesitan de ello para generarse el sustento diario. Allí quizás resida el principal motivo por el cual el Gobierno nacional piensa flexibilizar la situación a partir del próximo lunes (el presidente Fernández dijo que “la cuarentena va a seguir”).
Los resultados de una eventual medida de ese tipo son difíciles de vislumbrar. Días atrás, la vuelta del servicio bancario para el pago de beneficios sociales derivó en una marea de gente en las calles de casi todas las ciudades argentinas y muchos criticaron la decisión gubernamental. Ahora, la encrucijada y las preocupaciones son similares.