La Policía Federal detuvo este viernes a uno de los supuestos atacantes de la sede central del diario Clarín, con bombas molotov el pasado miércoles, en el barrio porteño de Barracas. Se trata de un hombre con afiliación anarquista y cuya morfología coincidía con una de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad.
El detenido es Martín Michel Gallareta Albín, uruguayo de 44 años, que fue aprehendido cuando efectivos policiales allanaron su departamento en Lavalle al 3766 durante la madrugada de este viernes. Según las primeras informaciones, en ese procedimiento se encontraron dos bidones que aparentemente contenían nafta, algo que se percibía con el olfato, por lo que serán peritados.
Además, del análisis de sus redes sociales se detectó que el hombre tiene afiliación anarquista y publicaciones en contra del diario Clarín. El juez Rodríguez en las próximas horas indagará al detenido en una audiencia que probablemente sea vía zoom.
Su teléfono fue intervenido, en una causa desarrollada bajo un estricto secreto de sumario. “Tengo miedo de que me pase lo del ‘Gordo Mortero’”, se lo escuchó decir en la línea, en referencia a Sebastián Romero, el militante de izquierda prófugo durante meses por disparar con fuegos artificiales en una protesta frente al Congreso. Ante un riesgo de fuga del sospechoso, se avanzó con el procedimiento, dispuesto por el juez del caso, Luis Rodríguez.
Los rostros de los nueve sospechosos, de los cuales tres serían mujeres, fueron obtenidos a mediados de esta semana. Tras un relevo de cámaras de seguridad de la zona, se logró captar a los sospechosos sin sus capuchas puestas y con sus caras descubiertas.
En ese contexto, los investigadores de la Unidad Antiterrorismo de la Policía Federal y la Policía de la Ciudad elaboraron un mapa móvil para identificar las vías de escape e ingresos a la puerta del edificio del Grupo Clarín.
“Cuatro de los agresores viajan en dos motos de baja cilindrada pero no llegan a ver la patente”, dijeron las fuentes consultadas. El rastro de las cámaras se detuvo cuando los sospechosos continuaron su fuga hacia la zona sur de la Ciudad, tras separarse en dos grupos. En una de las bombas molotov que no fueron incendiadas se encontró una huella dactilar. Fue cotejada con registros oficiales, pero no se encontró ningún resultado positivo.