A días de terminar el ciclo lectivo 2021, desde la DGE adelantaron que «el retraso que hubo por el año de no presencialidad va a demorar más de un año en remontarse».
Así lo expresó al Post Silvina Del Pópolo, directora de Planificación de la Calidad Educativa, al analizar cómo está el nivel de educación en los chicos de Mendoza luego del cierre de escuelas.
«El primer indicador que vimos fue la heterogeneidad en el aula que se hizo más notoria y marcada luego del año en que los chicos trabajaron con distintas modalidades y acompañamiento», señaló.
Una vez vistas estas diferencias, la DGE organizó planes y programas para reducirlas. «Tuvimos por ejemplo un programa de revinculación con la escuela para los chicos con trayectorias débiles y que habían estado en mayor situación de desconexión con la escuela.»
Del Pópolo detalló que se trabajó con «el hábito de la escuela» y que fue muy importante motivar a los chicos para que no faltaran, ya que fue un año de muchas inasistencias.
«Había que entender que este régimen (de asistencia) había estado afectado, entonces las resoluciones habituales de asistencia tuvieron que quedar en suspenso, hasta que se llegara a la regularidad hubo necesidad de flexibilizarlo«, explicó.
«El impacto de la pandemia se notó mucho en el aprendizaje, el año de no presencialidad fue notable, arrancamos este ciclo lectivo con el Censo de Fluidez Lectora, que elegimos la lectura porque es transversal a todas las materias, y hemos trabajado todo este año en diagnósticos continuos, pero ese Censo de inicio nos permitió establecer objetivos muy concretos en relación a la alfabetización de todos los chicos en todos los años, y llegamos a octubre con una nueva medición en lectura y se notó muy afectado el proceso de alfabetización«, destacó.
Y agregó que «La recuperación de esas habilidades no alcanzadas va a llevar más de un ciclo lectivo.»
Sin embargo, destacó que los chicos se adaptaron muy rápido y bien a los protocolos sanitarios y que «la escuela se hizo cargo y los respetó a pie juntillas.»
«La convicción de cada director y docentes de cada escuela, de que dependían de ese cumplimiento del protocolo para mantener la presencialidad fue de mucho peso, los directores y docentes querían a los chicos en la escuela.»
Fuente: Mendoza Post
