Un juez de Garantías de La Plata dictó la prisión preventiva con el beneficio de la prisión domiciliaria y uso de tobillera magnética al sacerdote Raúl Sidders, acusado de abusar de una alumna menor de edad, entre 2004 y 2008, en un colegio privado de La Plata.
Sidders, de 59 años, aún no podrá gozar de ese beneficio, porque la medida fue apelada por la defensa de la víctima y por lo tanto no quedó firme.
El juez Agustín Crispo dictó la prisión preventiva para el cura acusado del delito de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración en el tiempo y circunstancias de realización doblemente agravado contra una mujer que denunció haber sido abusada por el sacerdote entre el 2004 y el 2008, cuando la víctima tenía entre 11 y 14 años y asistía al establecimiento, según confirmó una fuente judicial a Télam.
Además, hizo lugar al pedido de la defensa del sacerdote y concedió la morigeración de la prisión preventiva bajo la modalidad de prisión preventiva en un domicilio en el municipio de Pilar con control de monitoreo electrónico.
Raúl Sidders, a quien los alumnos del Colegio San Vicente de Paúl llamaban en secreto «El frasquito», porque los obligaba a masturbarse para guardarse su semen en un frasco, está detenido desde el 1 de diciembre último, cuando se entregó luego que se librara una orden de detención en su contra.
Según consta en el pedido de detención, el sacerdote abusó de la menor desde sus 11 años durante los recreos en el patio de la institución educativa, «lo que provocó un grave daño en la salud mental de la niña».
«Asimismo, y en las habituales ocasiones en las que recibía el sacramento de confesión, corrompió a la menor mediante explicaciones personalísimas sobre cómo masturbarse, realizar sexo oral y mantener relaciones sexuales con acceso carnal con su novio», precisó el fiscal en su escrito.
La víctima relató que: «En invierno, delante de todos, me hacía poner mis manos en los bolsillos de su sotana porque decía que yo tenía las manos frías, y me hacía sentir su erección».
«Me preguntaba si sabía masturbarme y como le decía que no, me explicó con sus dedos, sin tocarme, cómo tenía que hacer. Me sugirió que lo hiciera pensando en él y que en la próxima confesión le contara cómo me había sentido», contó la joven en diálogo con Prensa Obrera.