El presidente ruso Vladimir Putin está muy enfermo, sufre comportamientos cada vez más erráticos y continuos arrebatos de ira, casi seguramente debido a las drogas que toma para combatir un tumor u otra grave patología, coinciden en aseverar servicios de inteligencia occidentales que citan fuentes «bien informadas de lo que sucede en el Kremlin».
Los espías de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Australia creen que el mandatario está recibiendo un tratamiento con esteroides que explican su hinchazón.
Los topos ahondaron la línea de investigación sobre la salud del dignatario tras enterarse de actitudes «sospechosas, excesivas y paranoicas» del gobernante, como la enorme y antinatural distancia que impuso en las reuniones que mantuvo no con otros líderes, sino incluso con sus asesores y colaboradores más leales.
«Llama la atención esa palidez del rostro y lo hinchado que lucen su cuello y la cara», refirman los 007, que lo atribuyen a efectos secundarios asociados a las terapias prolongadas para la lucha contra el cáncer. Sin embargo, otra hipótesis indica que Putin padece Parkinson o una forma de demencia senil prematura.
En definitiva, una condición psicofísica que afectaría enormemente su toma de decisiones, lo que explicaría haber ordenado la invasión a Ucrania poniéndose el mundo entero.
«En los últimos años sus órdenes cambian constantemente, ha ido decayendo la fuerza persuasiva y la claridad de sus mensajes y directivas y su percepción del mundo se tornó más nebuloso», lo defenestran los mencionados servicios de inteligencia, que adjudicaron a ese cuadro «los serios errores de apreciación al iniciar la campaña militar» que desvela a todos.
CAMPAÑA ESTANCADA Y SIN FECHA TOPE
La revelación de estos espías resulta mucho más preocupante que el «diagnóstico» que venía deslizando de la CIA, según el cual el líder del Kremlin está «extremadamente irascible» por la estancada misión bélica -el propio comandante de la Guardia Nacional, Viktor Zolotov, reconoció que la operación «no está siendo tan rápida como nos hubiera gustado- situación que, lejos de llevarlo a pensar en detenerla, lo «empuja» a redoblarla, al punto de que el Ejército rojo avisó que que «no hay fecha» para el fin de la campaña y que no descartan tomar el «control total de las grandes ciudades ucranianas».
