La implosión económica que atraviesa el país, con una devaluación del 22%, hizo que en los últimos meses la asistencia social por parte del Estado provincial a las familias más vulnerables creciera considerablemente.
Según indicó a El Sol el subsecretario de Desarrollo Social, Alejandro Verón, en los últimos dos meses la demanda se elevó un 20% y el perfil de los que solicitan ayuda para subsistir es variado. Ya no sólo son personas que están en situación de calle, sino que se suman familias enteras que tienen trabajo formal e informal.
“La ecuación de que la pobreza se combate trabajando no estaría funcionando en el actual contexto económico en el que se encuentra el país”, graficó Verón.
Crece la asistencia del Estado
Verón detalló que el tipo de ayuda que el Estado ofrece se focaliza en cuatro ejes: alimentos, salud, alquileres y garrafas.
En lo que respecta a los alimentos (no perecederos o frescos), son los que se reparten en los diferentes comedores y merenderos de la provincia.
También crecieron los subsidios por medicamentos o tratamientos médicos. En general, quienes buscan asistencia son quienes viven lejos de la capital y tienen que venir a atenderse, por lo que precisan cubrir transporte y alojamiento.
La ayuda para pagar un alquiler es otra de las asistencias que se incrementó, sobre todo por los efectos de la Ley de Alquileres que hizo que el precio de la renta se disparara considerablemente con una inflación anual que, a julio de este año, ya superó en la provincia el 100%.
“En estos casos lo que hacemos es analizar la situación de la persona y allí se determina el pago por uno, dos o tres meses hasta el que pueda regularizar su situación. La demanda es alta porque los importes aumentaron considerablemente y a eso se le suma la falta de oferta en el mercado”, comentó Verón.
Finalmente, se observó un alza en el subsidio de la Garrafa en Tu Barrio, lo que llevó a limitar el número de envases por familia para que nadie se quedara sin la suya.
También la Provincia tuvo que ampliar su brazo asistencia en las escuelas, ya que creció el número de raciones de alimentos, sobre todo, en los establecimientos en los sectores más vulnerables.
La Iglesia dice que hay más chicas en situación de calle
La Iglesia también mostró su preocupación por la situación que se está viviendo en la provincia y que se replica en todo el país. Si bien no maneja cifras duras, aseguran que el pedido de ayuda es incesante y ya no son sólo los pobres, sino que también lo hacen personas con trabajo.
“El tema es que el costo de vida es tan caro que ya no alcanzan los sueldos para hacer frente. Por lo que la demanda por un plato de comida creció y mucho”, contó el vocero del Arzobispado, Marcelo De Benedectis.
Visitando comedores y recorriendo las zonas en las que se encuentran las personas que están en situación de calle, De Benedictis comentó que lo que más le llamó la atención es que hay muchas mujeres jóvenes viviendo en esa situación, algo que años atrás era propio de los hombres.
“Estamos viviendo una situación muy crítica y es necesario que todos los sectores de la sociedad la afrontemos con mucha responsabilidad. La crispación social que hay no permite más agravio y violencia, realmente nos hace daño a todos”, comentó el cura.
Sobre los robos y amenazas de saqueo que se han registrado en algunas zonas de la provincia y el país, De Benedectis dijo que “hay una falta de credibilidad importante y eso aumenta la angustia y la incertidumbre”.
Sobre el diálogo con el Ejecutivo, el cura dijo que los canales de comunicación están abiertos. De hecho, los sacerdotes de la Ciudad estuvieron reunidos con el intendente Ulpiano Suarez y analizaron la realidad del departamento.
Asistir sin asistencia
Betty y Verónica son dos mujeres que hace tres años trabajan en diferentes merenderos de Las Heras, uno está ubicado en el barrio Santa Teresita, donde se desataron severos disturbios, y el otro en El Algarrobal.
Si bien ambos merenderos reciben subsidio municipal, desde mayo la ayuda no llega. La crisis hizo que la asistencia se redujera y, por ello, estas mujeres tienen que hacer malabares para asistir a cientos de familias a través de donaciones y la solidaridad de los vecinos.
“Nosotros arrancamos con la merienda para 80 niños y ahora lo que está ocurriendo es que cada semana se suman 10 personas y no sólo niños, sino familias enteras que, al menos, reciben una taza de leche y algo para comer”, contó Betty Muñoz, madre de 8 hijos y responsable de Todo por los peques.
“Antes el municipio nos entregaba mercadería para asistir a 80 niños, ahora no recibimos nada y tenemos que salir a pedir a los vecinos, amigos, familiares que nos donen algo, el tema es que hoy no todos tienen la posibilidad de ayudar, la situación está dura para todos”, dijo Betty.
Por su parte, Verónica Morales que junto a Gabriela Velázquez llevan adelante la Asociación Civil Los Tigres ayudan a unas 200 familias.
“Una vez por semana les damos para que tomen la mediatarde y, cuando podemos, le sumamos la cena. La demanda es impresionante y todas las semanas pasamos muchos nervios porque no sabemos con qué nos vamos a encontrar, calculamos para una cantidad de personas y siempre vienen más”, contó Verónica.
La mujer contó que dependen de las donaciones para ayudar y no todos hoy pueden solidarizarse. El municipio provee para 150 familias, pero desde mayo esa ayuda dejó de llegar.
Fuente y fotos – Gentileza El Sol
