La brecha de precios entre lo que pagó el consumidor y lo que recibió el productor en el campo por sus productos bajó un 5 por ciento en septiembre, por lo que hubo una mejora tras cinco meses continuos de aumento en ese indicador, según informó días atrás la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). El consumidor pagó, en promedio, 5,9 veces más de lo que cobró el productor por esos alimentos, al tiempo que la participación del productor en los precios de venta subió al 26,4 por ciento.
La caída mensual del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), si se tienen en cuenta las estacionalidades de los productos, fue impulsada por un aumento del 13,5% en los precios al productor, mientras que los precios al consumidor subieron un 5,6% en los comercios pymes de cercanía y un 3,6% en los hipermercados.
Los datos surgen del IPOD, que elabora el sector de economías regionales de la CAME en base a los precios de origen de las principales zonas de producción y a más de 700 precios de cada producto en destino, relevados en verdulerías y mercados por un equipo de 30 encuestadores, como así también mediante un monitoreo de los precios online de los principales hipermercados del país durante la segunda quincena del mes. Estos porcentajes representan, en promedio, las variaciones de precios mensuales de los 24 productos de la canasta en los diferentes estadios (precio en origen, precio en góndola en comercios de cercanía y en hipermercados).
Resulta, pues, relevante esta disminución a modo de ensayo, para saber que es posible, precisamente, un acercamiento, y que los precios –en definitiva– resultan más acordes a la realidad de quienes producen la materia prima en el país. El país de las desigualdades tiene en este punto uno de los más notorios, de una cadena de valor que deberá ser revisada para desactivar uno de los motores de la desigualdad e inequidad.