El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, hizo una crítica integral a la política económica kirchnerista y sostuvo que los políticos deberían “reconocer el error” de haber abandonado los superávit gemelos, fiscal y externo, que dieron un fuerte impulso a la actividad económica dos décadas atrás.
El funcionario defendió el orden fiscal y cuestionó sin nombrarla a la vicepresidenta en el Salón Azul del Senado durante la reunión inicial de análisis del presupuesto 2023 a la que el ministro Sergio Massa no concurrió sin alegar una razón específica.
Rubinstein expuso una visión ortodoxa en materia fiscal completamente ajena a la de Cristina Kirchner durante sus dos mandatos presidenciales. Admitió que ante la imposibilidad de financiar el déficit con crédito o reservas, sólo quedaba la emisión monetaria, pero que ésta combinada con una caída de la demanda de dinero era “inflacionaria”. Opinó que bajo esas circunstancias la estrategia de controles no funciona.
Cuestionó con énfasis el “desorden fiscal” recibido que caracterizó como la situación en la que el déficit es financiado por la inflación y sintetizó esa visión ortodoxa en pocas frases: la emisión sin demanda de dinero es inflacionaria; eso no es de derecha ni de izquierda, sino, como la ley de gravedad, “no admite discusión”.
Recordó finalmente que 20 años atrás el país tenía un superávit fiscal del 3% del PBI y externo del 2%, que no había control cambiario y se podían comprar 2 millones de dólares, mientras que hoy sólo 200, porque el BCRA tiene apenas “6 mil millones de dólares de reservas después del dólar soja”. Señaló que con el ex ministro Roberto Lavagna había trabajado en un fondo anticíclico porque “nos sobraban los dólares”.
Después de Rubeinstein expusieron el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, y el de Finanzas, Eduardo Setti.
Ante preguntas de la oposición Rubinstein consideró que la inflación era producto de un “desequilibrio en el mercado monetario” y que la idea de “primero crecer para después bajar la inflación está en contra de toda la evidencia teórica y práctica”.
Admitió asimismo que “no estamos en un plan de estabilización, sino de medidas en distintos frentes” para frenar el alza del costo de vida, porque un plan con ese propósito “exigiría medidas más duras”.
En cuanto a declaraciones de Sergio Massa en el sentido de que al asumir el ministerio el país estaba al borde de la hiperinflación, Rubinstein aceptó que con una meta del 60% “estamos coqueteando con la híper, pero redujimos ese riesgo con distintas medidas”.
En cuanto a política cambiaria rechazó el desdoblamiento y se mostró partidario de un mercado único “que funciona mejor que los controles”. Mañana continuará el análisis de los senadores en comisión para emir los dictámenes del presupuesto 2023.
