Golpe al bolsillo y a la costumbre argentina: fuerte suba de la carne

Ante la suba repentina de los precios de la carne vacuna, desde nuestro diario y Fm Vos (94.5), nos pusimos en contacto con José Rizzo, titular de la Cámara de Abastecedores y Carniceros, para conocer cómo está hoy el mercado. “Uno de los principales factores es que la carne estuvo cinco o seis meses sin actualizarse, y era necesario que esa actualización se produjera para llegar a cubrir por lo menos parte de la inflación de 2022, ya que los valores prácticamente no se movieron. En enero no es normal que la carne aumente, como sucedió ahora, pero evidentemente faltó oferta de buena calidad, y al haber demanda, porque se estaba trabajando mucho ya que la carne es un producto que rinde a la hora de cocinar, el precio comenzó a subir. La escalada fue fuerte, y se nota muchísimo; el factor de que no haya hacienda de calidad es porque no hay suficiente maíz, que es un commoditi que se maneja a precios internacionales, debido a la sequía y a las necesidades que reclama el mundo. El costo de este producto, básico en la dieta, así como también el cerdo y el pollo, ha aumentado porque a los productores de carne al comprar el maíz para engordar el ganado, no le daban los números. Por este motivo no hicieron reposición, y al no hacer esto comenzó a faltar hacienda de calidad en el mercado. La hacienda en pie ha aumentado aproximadamente entre un 35% y 40%, y en mostrador estimo que ya estamos con el 30%. Hemos venido especulando con el valor de la media res para que el aumento no sea tan agresivo, porque hasta nosotros mismos nos impactó este aumento tan repentino. Hoy en día el mercado está con valores muy firmes, pero no aumentando como ocurrió la semana pasada”
Se estima que en algún momento los valores encontrarán un equilibrio, y al respecto Rizzo acotó que “nuestro mercado se maneja con la oferta y demanda, si fuese por las cámaras de feedlot, que pretenden novillos de $ 550 por kilo, el kilo de asado quedaría a $ 3000.- Si la inflación sigue alta pretenden que el kilo de novillo quede a $ 600 o $700, lo que nos daría que el kilo de asado cueste $ 6.000, o sea que el precio no tiene tope. El mercado, me refiero al consumo, no está validando estos precios porque la gente no los puede pagar. El precio de la carne forma parte de la canasta familiar y si la gente encuentra alternativas en el pollo o el cerdo, lógicamente se volcará a consumir esas carnes más baratas. Yo creo que si los precios van en línea con lo que pretenden las cámaras de feedlot, la gente ya no podrá comprar carne vacuna. La realidad es que esta semana los precios se han mantenido estables después del aumento del 30%, y la continuidad de los valores está determinada por la cantidad de vacunos que ingresen al mercado de Liniers”.