El ex cardenal primado de México y miembro desde 2014 del Consejo de Economía del Vaticano, Norberto Rivera, aparece involucrado en una investigación del FBI sobre lavado de dinero, reveló la cadena televisiva hispana Univisión (Estados Unidos).
¿Cómo llega el prelado de 80 años a quedar en la mira de la policía federal de EE.UU.? El principal blanco de la pesquisa es el empresario azteca de la construcción, Fernando Peyro, a quien este hombre fuerte de la curia ayudó desde niño, pues era huérfano. Su «protegido» le «agradeció» regalándole una casa y automóviles, además de haberle pagado varios viajes a Europa.
Hasta acá nada ilegal, pero…siempre hay un pero: el empresario en cuestión le ofreció a una informante del FBI, identificada como Gloria y que se hizo pasar por «intermediaria» de una organización guerrillera colombiana relacionada con el narcotráfico, sus servicios para lavar dinero sucio, ufanándose de que podía hacerlo por su «cercana amistad» con el purpurado.
«Tengo toda la estructura, para que me entiendas, toda», alardeó frente a la mujer, que adrede se había quejado de que la banca europea «cada vez pone más obstáculos» para depositar en efectivo millones de dólares de la venta de drogas. Por eso, se jactó ante su interlocutora de manejar un esquema «para borrar cualquier traza de fondos depositados en bancos, aseguradoras y compañía de Estados Unidos, México, España e incluso Italia.
Muchas de esas «confesiones» figuran en videos grabados por informantes federales a los que tuvo acceso Univisión. ¿Cuál fue la respuesta del acusado al ver dicho material?. Como sabía que hablaba con gente del FBI, repitió lo que había observado sobre el «mundo narco» en series y películas de Netflix. «Tengo 7 años mirándolas», remató.
PALABRA ¿SANTA?
La cadena de TV que destapó este caso entrevistó a Rivera, quien expresó «extrañeza y desconocimiento» de los negocios de Peyro, a quien dijo que no veía desde «hacía tiempo», buscó despegarse. «No sé de qué se trata», agregó.
Por su parte el empresario, luego de haberlo «embarrado», señaló que su relación con el religioso «es sobre todo personal y espiritual, no relacionándose con ningún tipo de negocios».
Rivera, que participó en los dos últimos cónclaves para elegir nuevo Vicario de Cristo -2005 y 2013-, estuvo envuelto en polémicas desde poco antes y después de retirarse de su función cardenalicia en 2017.
