La cada vez mayor distancia entre dirigentes y dirigidos

La distancia entre la ciudadanía y sus representantes políticos parece ampliarse progresivamente. Incluso hay puntos, situaciones o decisiones que radicalizan el fenómeno.
La relación entre gobernantes y gobernados es uno de los hilos conductores de la historia de la humanidad. De hecho, en los orígenes del liberalismo se discutieron intensamente la filosofía y los criterios que debían incluir/excluir, elegir/seleccionar a los ciudadanos para ocupar la esfera pública. Dentro de ello, también se polemizó sobre el perfil del representante político ideal.
En ese sentido se hacía referencia a una serie de lugares comunes que el candidato debía reunir: educación, integridad, laboriosidad, moderación, capacidad de trabajo, de gestión, habilidades intelectuales y formativas, capacidades para la práctica del juego limpio en política, independencia, anti-corruptibilidad, etc.
Los años y los hechos han demostrado que el consecuente incumplimiento de esos requisitos ha sido parte central de esa distancia muchas veces abismal que hoy existe entre dirigentes y dirigidos. Asimismo, la falta de coincidencia entre los intereses de la ciudadanía y quienes ejercen los cargos públicos mina indefectiblemente esa relación: nadie apoya, acompaña, admira ni toma como referente a quien va en sentido inverso a lo que se considera bueno o justo.
Para que funcione debidamente, la relación entre gobernantes y gobernados tiene que ubicarse en un punto exacto: el que gobierna debe entender que su poder y sus responsabilidades terminan donde empiezan los derechos de quienes están bajo sus órdenes. Y debe, a su vez, exigir a sus gobernados que asuman la responsabilidad que les corresponde. En el medio, claro, hacer coincidir los intereses de ambos sectores.
Cuando alguien se extralimita y va más allá de lo que le corresponde o denosta el interés o la elección del otro, ya sea gobernante o gobernado, tenemos conflicto en puerta. La sapiencia está en manejarse dentro de esos parámetros, cosa que cada vez ocurre con menos frecuencia.