SECCIONES
  • Perder el tiempo que disfruto no es tiempo perdido.| Marta Troly

jueves 2, de mayo , 2024

La falta de árboles y las olas de calor cada vez más intensas

A fines de enero y principios de febrero de este año tuvimos una llamativa ola de calor; días corridos con temperaturas superiores a las normales y de manera continua, sin respiro. La incomodidad y los efectos sobre la salud se hicieron sentir. De acuerdo a especialistas meteorológicos y hasta la OMS alertan sobre este fenómeno que puede repetirse y profundizarse en el futuro cercano debido a los cambios climáticos que afectan al mundo entero, por lo que debemos estar preparados y proyectar como aliviar esas consecuencias a nivel de ciudad, distritos y hasta en lo personal. San Rafael mostró en los últimos años la desaparición de árboles en forma alarmante; por un lado las tormentas y la crisis hídrica hizo lo suyo; ver correr el agua por las acequias es algo que ocurre muy esporádicamente y solo en algunos sectores; que se haga el estudio de la salud de los ejemplares y la renovación de aquellos que presentan enfermedades no se ve por parte de las instituciones dedicadas al tema, y a todo eso se agrega la acción del ser humano cuyo comportamiento en contra del arbolado público no podemos negar porque diariamente presenciamos la erradicación de árboles en cualquier parte de la ciudad y es mínimo el reemplazo por un ejemplar nuevo, queda el agujero o se reemplaza por hormigón quedando muchas veredas sin sombra para que el ser humano se proteja del muy cálido futuro que se aproxima. Venimos de un tiempo en que nuestros antepasados plantaron especies de gran tamaño y eso se hizo cuando las condiciones climáticas eran más favorables y estables. En la actualidad, en muchas zonas del país se está actuando contra los efectos del cambio climáticos adelantándose a lo que se puede venir en un tiempo más. La erradicación arbórea debe hacerse en forma muy selectiva y motivada en posibles riesgos que pueda ocasionar la caída de un árbol y en caso de hacerse se debe colocar un ejemplar nuevo y de esa manera formar la cortina verde que en todas las cuadras de la ciudad debemos tener para evitar males a futuro. Paremos la deforestación y proyectemos recuperar la arboleda como se está haciendo en muchas zonas del país como San juan o la Mesopotamia donde a los ejemplares que se retiran se reemplazan con especies que soportan grandes temperaturas con bajo consumo de humedad colocando, por ejemplo, Acacia Visco, Aguaribay donde resulte conveniente o Acacia Caven y tantas otras que durante siglos se han mantenido en las afueras de los poblados en perfecto estado y viviendo solo de lluvias, no requiriendo que se les provea agua continuamente. Hay especies nativas o autóctonas a las que se puede recurrir y en las que debemos confiar que serán nuestros aliados en caso que los eventos climáticos extremos aumenten su accionar y la sequía vuelva con sus drásticas consecuencias. Mientras tanto cuidemos al arbolado público con responsabilidad y no lo reemplacemos con hormigón, no pensemos tanto en sacar lo verde para que se vea la fachada de una casa o vidriera de negocios y sí preocupémonos para dejarles a nuestros hijos y nietos un arbolado sano y completo para que encuentren en él sombra y refugio en vista del futuro cambiante que enfrentará la humanidad. por Enrique Mario Barrera

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