Entre otras cosas, la pandemia de coronavirus obligó al confinamiento por razones de prevención sanitaria y esto hizo que aumentara la compra de servicios de telecomunicaciones, especialmente internet. Sin embargo, y más allá del fenómeno iniciado el año pasado, aún hoy la tercera parte de los hogares de la Argentina no cuentan con conectividad fija a la red.
El problema afecta, en mayor o menor medida, a todos los integrantes de una familia, especialmente si hay que cumplir con el “teletrabajo” o con la educación remota, modalidades que parecen haber llegado para quedarse, al menos en lo que resta de este año.
El dato corresponde a un estudio realizado por la Cámara Argentina de Internet (Cabase) durante el cuarto trimestre del 2020. En ese momento, la Argentina registró un incremento en el total de los accesos fijos a internet, alcanzando los 9.571.562: eso representó una variación interanual de 8,9% y una penetración por cada 100 hogares de 68%. Pero al analizar la evolución de este indicador en el tiempo, el nivel de crecimiento durante los últimos 5 años fue en promedio de 2,8% anual, “ritmo claramente muy lento para alcanzar la universalización del servicio, objetivo que de continuar esta tendencia demandaría unos 12 años para su concreción”, evaluó la entidad.
Al profundizar en el análisis de la penetración a lo largo del país, los resultados del informe dieron cuenta de una importante disparidad según la provincia y la región. Por ejemplo, mientras la Ciudad de Buenos Aires tiene más conexiones que hogares (108%) y la penetración a nivel nacional alcanza al 68%, hay aún nueve provincias por debajo del 50% (Formosa apenas llega al 32% y Mendoza no está mucho mejor, ya que solo tiene el 39%).
Lograr una mayor y mejor conectividad y que se generen los empleos para que pagar los servicios sea accesible para todos los argentinos es uno de los desafíos más urgentes que tienen nuestros dirigentes. Y para lograr ello no deben esperar a que la pandemia pase.