La decisión llega después de un estudio de la Universidad de Glasgow, que concluyó que los jugadores de fútbol profesionales tienen una tasa tres veces superior a la media de la población de sufrir enfermedades neurodegenerativas por el impacto repetido del balón contra la cabeza.
Inglaterra puede ser el próximo en seguir el ejemplo, ya que la Universidad de Norwich ha iniciado un estudio para medir la incidencia del Alzhéimer en los rematadores de cabeza.
Por su parte, la FIFA, que está dispuesta a introducir los cambios temporales para los jugadores que reciban golpes en la cabeza durante un partido, estudia también regular el uso del remate de cabeza en las escuelas de fútbol de menores ante las coincidencias científicas de que puede afectar a la salud.