La noticia del sacerdote Fabián Pezo, que la Policía encontró junto a una mujer sobre la Ruta Provincial 171, en cercanías a Monte Comán, ignorando ambos la cuarentena obligatoria, tuvo repercusión provincial y nacional.
Las llamativas circunstancias del hallazgo resultaron una verdadera comidilla para muchos, sobre todo en redes sociales, donde los comentarios se multiplicaron. El lunes a las 10 de la noche, efectivos de la Comisaría 64ª que realizaban recorridos preventivos sobre la traza provincial, advirtieron la presencia de dos vehículos, en una zona totalmente oscura, bajo un árbol, lo que los obligó a intervenir a ver de qué se trataba. Allí los recibió un hombre, quien en primera instancia no se presentó como “el sacerdote de Villa Atuel”. La conexión religiosa surgió cuando se comprobó que el vehículo en el que circulaba el sujeto estaba a nombre del Obispado de San Rafael. Allí debió señalar que era cura y aludió estar conteniendo a una mujer “que conoce de hace muchos años” y que tiene problemas familiares.
Distintos portales del país se hicieron eco de la curiosa situación, sumando insólitas historias de “rupturas de cuarentena”, en función de un cable informativo que envió la agencia Télam.
También hubo expresiones de allegados al sacerdote, quienes se mostraron ofuscados con medios de comunicación por la “viralización” de la noticia. Alegaron que “servicios religiosos están exceptuados de la cuarentena”, aunque el cura Pezo –en primera instancia– no se presentó como tal ni tampoco aludió a que se encontraba realizando una misión que lo exceptuaba del aislamiento. Él mismo reconoció que cometió una imprudencia.
Lo cierto es que la historia del cura de Villa Atuel y la mujer de Monte Comán fue la violación a la cuarentena más mediática del Sur, donde se han iniciado cientos de procesos contra incumplidores que en los próximos días serán sometidos a juicio.