Desde el domingo pasado, la oficial inspector Valeria Goroso se convirtió en la nueva heroína de Lavalle, luego de salvarle la vida a un bebé de 1 año y medio que se ahogó y no presentaba signos vitales.
Goroso hace 12 años que se desempeña en la fuerza. Sabe de su compromiso con la sociedad, pero es la primera vez que atraviesa una situación como la vivida, en la que la responsabilidad de una vida humana quedó en sus manos.
«Fue una experiencia que no olvidaré jamás. Me reconforta contarla ya que tuvo un final feliz, pero el estrés y los momentos de angustia que vivimos con mi compañero, el auxiliar José Albelo, nunca lo habíamos experimentado», expresó la mujer a El Sol.
De policía a heroína
El hecho ocurrió pasada las 21 en la Subcomisaría de El Porvenir. Allí se encontraban de guardia Valeria y José. La jornada se había presentado tranquila hasta que un vehículo particular, a muy alta velocidad, irrumpió en el lugar.
«A los gritos y de un modo desesperado un hombre descendió del auto y me imploró que le salvara la vida a su hijo. Sólo eso y me lo colocó en mis brazos luego de advertirme que se había ahogado en una tina vieja colocada en el patio de la vivienda y que sirve como bebedero para los animales», expresó la Oficial Inspector.
Ante la situación y viendo el estado del menor que llegó casi sin signos vitales, la mujer decidió apartarlo, llevarlo a una sala contigua y allí le practicó maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), una técnica útil para salvar vidas en muchas emergencias, entre ellas, un ataque cardíaco o ahogamiento.
«Tras varios intentos logré reanimarlo. El bebé abrió sus ojos, tosió y lanzó un poco de agua por su boca. Ante esto llamé al papá y le dije que le hablara porque estaba con temor, pero de inmediato el niño se desplomó y no volvió a reaccionar», recordó la mujer policía.
Frente al panorama, optaron por llevarlo al hospital Domingo Sícoli, ubicado a 35 kilómetros de la Subcomisaría El Porvenir. En el viaje se activaron los llamados necesarios para despejar las rutas y tener prioridad de circulación y, al mismo tiempo, se dio aviso a las autoridades del centro médico para que se dispusiera de un equipo de trabajo.
«El viaje fue muy estresante, el padre de la criatura venía en la movilidad gritando que no dejáramos morir al bebé, mientras, el chofer lo calmaba y yo trataba de reanimarlo, pero cada vez resultaba imposible. El niño no presentaba signos vitales», contó Goroso.
Tras 35 minutos de demora llegaron al efector público. Los médicos recibieron al pequeño y lograron reanimarlo. «Cuando escuché el llanto del bebé mi cuerpo se relajó y el del padre más aún. Realmente la situación fue desoladora, nunca sentí nervios ni miedo, pero fue muy estresante todo», contó Valeria, madre de dos adolescentes.
La importancia de la capacitación
A lo largo de su carrera, Valeria había recibido 4 capacitaciones sobre reanimación, además, se ha especializado como buzo deportivo, aunque nunca le había tocado poner en práctica la teoría.
«Una cosa es lo que uno aprende de los libros y otra es cuando tenés que aplicar tus conocimientos con la templanza necesaria para hacer las cosas bien. Gracias a Dios hoy el final de esta historia es bueno, pero sin la colaboración de mi mi compañero no hubiera sido posible. La tranquilidad con la que condujo el vehículo y afrontó la situación me ayudó a abocarme sólo al cuidado y reanimación del bebé», comentó.
Agradecimiento
El bebé fue derivado al hospital Humberto Notti y, de acuerdo con lo informado por personal del nosocomio, el pequeño se encuentra en sala común y en perfecto estado de salud.
«La mamá y el papá de la criatura, dos personas muy jóvenes de 27 y 33 años, respectivamente, no dejaron de agradecerme lo realizado. Constantemente me tienen al tanto sobre la evolución del menor y estiman que en las próximas horas ya recibe el alta», contó.
El orgullo de sus hijos
Tras el hecho heróico, Valeria y José fueron felicitados por sus superiores y por la sociedad lavallina entera.
«El reconocimiento ha sido muy gratificante, pero el mayor premio me lo dieron mis dos hijos que me invitaron a cenar y no dejaron de confesar que se sentían orgullosos de mi. En mi familia tengo una sobrina de dos años, que es la mimada de la casa, y su cara es la que me acompañó durante todo el proceso», confesó.