Nordelta: “Más que una invasión de carpinchos, hay una invasión de humanos”

En las últimas semanas, vecinos del barrio privado de Nordelta, ubicado en Tigre, Buenos Aires, han estado divididos por la llegada de carpinchos, animales que se encuentran entre los roedores más grandes del mundo. Es que algunos hablan de “invasión”, por lo que piden expulsarlos, mientras que otros se inclinan a coexistir y saber vivir con ellos. Sobre estos animales habló con FM Vos (94.5) y con Diario San Rafael, el médico veterinario Pablo Noguerol.
El profesional explicó que “el hábitat natural de los carpinchos es América del Sur, desde Venezuela, pasando por Brasil, llegando generalmente hasta el norte de la provincia de Buenos Aires, por lo que más que ‘una invasión de carpinchos’, hay una invasión de humanos que termina colonizando su hábitat natural, y por eso nos encontramos con este tipo de situaciones que atraviesan la salud pública, porque es justamente el humano el que se mete en el hábitat de estos roedores”. “No es un animal doméstico que se va a meter de por sí al patio de una casa, a él tampoco le interesa estar ahí, pero con los incendios forestales y otros factores van haciendo que el carpincho vaya perdiendo su miedo y se vaya acercando cada vez más al ser humano. Entre que le habitamos su hábitat y la otra parte se la quemamos… pasa con el carpincho como puede pasar con un montón de animales autóctonos”, aseguró. Aclaró que los carpinchos no comerán un perro ni un gato, ya que son herbívoros y tienen hábitos coprófagos (se comen su materia fecal).
El veterinario considera que “a la fauna silvestre hay que dejarla donde está”, por lo que no recomendaría adoptar uno de estos animales. “Cuando sacás un animal de su fauna natural y lo hacés doméstico, poblacionalmente hablando es como matarlos, porque privás la posibilidad de reproducirlos y eso en la naturaleza es similar a matarlos. Pasa acá –en un ejemplo cuyano– con las tortugas, la gente las encuentra en la ruta y lo primero que hace es llevársela a la casa y yo lo entiendo porque la gente lo hace de buena intención, y en realidad el campo es su hábitat y si sacamos una tortuga hembra, vamos reduciendo la población y a la larga, vamos extinguiendo la especie”, cerró Noguerol.