Pandemia: la desobediencia que podría acrecentar la crisis

La situación sanitaria de la Argentina parece transitar por un momento crítico, quizás el más crítico desde el inicio de la pandemia. De hecho, las medidas anunciadas esta semana por el presidente Alberto Fernández para intentar frenar la segunda ola de contagios y a las cuales los gobernadores han adherido o no, son una clara muestra de que la actualidad es alarmante. Sin embargo, más preocupante es la posición de quienes, más allá de toda lógica, llaman –a veces de forma velada y otras de manera palmaria- a irrespetar la normativa oficial.
Se puede no estar de acuerdo con el rigor y el alcance de las medidas, incluso se puede criticar la falta de llamado a los gobernadores y la ausencia de participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, pero no es saludable rechazar su aplicación. Más aún, es imperioso un plan preventivo frente a la gigante oleada de contagios. Y los que mandan por mandato popular tienen a su cargo esas decisiones.
Lo de algunos dirigentes sociales y/o políticos suena como una invitación a la desobediencia, lo que no solamente es grave como acto en sí mismo, sino que el resultado podría ser de la ejecución efectiva de esa invitación y la multiplicación indefectible de casos positivos, con el consiguiente eventual colapso del sistema sanitario.
Asimismo, y con honestidad intelectual debería admitirse, las medidas que en nuestro país se adoptan no distan demasiado de las que se aplican en la mayoría de los países del mundo y de la región. De hecho, y solo a modo de ejemplo, en Chile una parte mayoritaria de su población se encuentra en Fase 1 y en Uruguay (muchas veces puesto como ejemplo de manejo de la pandemia y que hoy registra la mayor cantidad de casos diarios nuevos per cápita del mundo) hoy no hay clases presenciales, por caso.
La vida de la gente está por encima de cualquier otro interés. No es momento de una confrontación que acelere el desgaste de la autoridad. Nada bueno puede salir de un proceso de alto riego como el que enfrenta la Argentina con un liderazgo debilitado por inacciones y falta de transparencia y con voces que agiten la desobediencia por la desobediencia misma.