(Síndrome de Estocolmo: trastorno psicológico temporal que aparece en la persona que ha sido secuestrada y que consiste en mostrarse comprensivo y benevolente con la conducta de los secuestradores e identificarse progresivamente con sus ideas, ya sea durante el secuestro o tras ser liberada).
Con el mayor respeto a quienes han padecido o padecen este desorden la vida política argentina nos lleva a reflexionar sobre el comportamiento interno del partido oficialista de gobierno formado por el PJ y el Kirchnerismo-Camporista (KC). Todo comenzó cuando la Sra. Cristina Fernández convoca al Sr. Alberto Fernández para tomar el poder en las presidenciales de 2019, cosa que logró; en este año y medio se ha podido observar como KC avanzó en la ocupación de jefaturas de cuanta repartición estatal existe y luego siguió con autoridades nacionales de alto rango como ministros, secretarios y hasta subsecretarios de cualquier cartera nacional, cargos que fueron ocupados al principio de la gestión por partidarios del PJ y luego por la otra parte de la coalición gobernante.
Llegamos a estos tiempos donde la presión ejercida por el KC sobre lo que queda del peronismo está en su mayor nivel y llega a estamentos que involucran al rango presidencial de forma pública y notable y es llamativa la postura que van teniendo los funcionarios señalados los que, en vez de ejercer su función con el aval constitucional que poseen parecen aceptar las imposiciones y toman un comportamiento similar al descripto en el primer párrafo.
Lo comentado no es privativo del gobierno central nacional sino que se ve también en la conformación de esa fuerza política en algunas provincias donde ese fenómeno se ha materializado desde hace tiempo, Santa Cruz y Chaco por ejemplo y actualmente en Mendoza donde en poco tiempo el PJ local pasó de ser una fuerza tradicional y con su propia identidad a lo que es hoy una organización con una estructura de 728 cargos designados desde afuera trayendo consigo 27 centros de adoctrinamiento diseminados en el territorio.
Quién puede negar que este nuevo PJ llegó a estas tierras dando un giro a la izquierda y mostrando gran poder de presencialidad y además gestos de política fanática que busca diálogo cuando es oposición pero no cuando es oficialismo.
En algunos sectores del país están surgiendo facciones del PJ que se definen más republicanos y tratan de quedarse con el espíritu partidario tradicional como una forma de despegarse del proceder de KC evitando caer en el desorden psicológico mencionado.
Constantes compulsas se ven en el oficialismo nacional al punto que cada vez que el PJ intenta realizar una jugada de su autoría le aparece enfrente otra postura de KC mostrando la debilidad del primero y la correspondiente desorientación de la ciudadanía que observa la decadencia constante de institucionalidad y la falta de planificación que se debe tener. Estamos muy lejos de honrar las investiduras de los principales cargos de gobierno que una Nación como la nuestra merece, y ello lleva a que nuestro rumbo sea incierto y que solo el pueblo argentino puede corregir bajo los términos de nuestra Constitución y las leyes con mecanismos como la Consulta Popular o Plebiscito de Gestión vinculantes, para poder tener claridad sobre el camino que nos lleve de nuevo a la grandeza que supimos tener y que hoy hemos perdido. Sería oportuno que junto a las PASO de setiembre la ciudadanía pudiera expresar su opinión sobre el confuso presente que vivimos.
por Enrique Mario Barrera