La falta de ingresos que generó en comerciantes el hecho de cerrar sus puertas durante un mes y medio ante la pandemia del coronavirus, para muchos significó bajar sus persianas y abandonar locales que, con mucho esfuerzo, habían alquilado. Otros lo habían hecho antes, ya que la crisis económica no data de marzo último, sino de varios años.
En ese difícil contexto que atraviesa el país, son cada vez más los comerciantes que desisten de onerosos alquileres y eligen comercializar productos en sus casas. Las redes sociales son sus fuentes de publicidad y de ese modo abaratan costos para continuar con sus ventas.
Por ejemplo, son muchas las tiendas de indumentaria que funcionan en casas particulares y cuyo stock y precios son promocionados en Facebook o Instagram. Los dueños o dueñas atienden en sus viviendas, la alternativa que encontraron para evitar un alquiler que, por más pequeño que sea el inmueble, difícilmente baje de los $20.000, sin contar los impuestos y servicios adicionales.
Ya son varios los casos de comerciantes –de distintos rubros– que debido a la cuarentena obligatoria y la ausencia total de ventas, se vieron obligados a cerrar su emprendimiento. “Sin dinero no tengo para pagar el alquiler ni hacer frente a los impuestos, ¿cómo sigo?”, aseguran varios de los afectados. Muchos de esos emprendedores, con mercadería en su poder, eligieron vender desde sus casas, una tendencia que va en aumento.
Alcanza con recorrer el centro y sus alrededores para dar cuenta de cuántos locales se encuentran vacíos. “Nos cansamos”, dice un significativo cartel en la vidriera de un local donde –hasta hace poco– funcionó una pizzería en la esquina de Yrigoyen y Ameghino.
También tenemos que destacar a quienes en un contexto sumamente hostil, siguen a la espera de que la reactivación llegue pronto. “Esto no puede durar mucho más porque será una condena a muerte para muchos de nosotros. Hoy tenemos muchos más egresos que ingresos y esa situación, en economía, es letal”, asevera otro comerciante, quien todavía mantiene su tienda de ropa en el centro.
En definitiva, las consecuencias de la crisis son cada vez más palpables, con comercios que ya no están en locales céntricos sino en viviendas particulares y emprendimientos que siguen en el centro, aunque sin clientes y a la espera de que el panorama sea más benévolo en el corto plazo.