El suicidio es un problema de salud pública a nivel mundial y regional. Por eso, en el Área de Salud Mental del Hospital Schestakow, llevan adelante un plan integral que busca mitigar está problemática mediante la detección temprana, la evaluación y el tratamiento apropiado. El licenciado Guillermo Murphi, integrante de ese espacio, conversó con FM Vos 94.5 y brindó algunas recomendaciones a tener en cuenta.
«Abordar el tema del suicidio es complejo. Hay algunos índices y tasas en incremento que nos alarman. Por todo esto, lo importante es darle un mensaje a la comunidad para ir pensando cuáles son esos componentes que configuran este problema», explicó Guillermo Murphi.
«En un principio hay que saber diferenciar las distintas etapas dentro de este proceso. Primero hay un deseo suicida, donde una persona quiere desaparecer y dejar de sufrir, que se diferencia de una idealización en la que ya la persona empieza a pensar cómo hacerlo. Es decir, ya no piensa en querer dejar de sufrir, sino que quiere dejar de vivir. Para prevenirlo es fundamental la creación de un espacio donde los sujetos puedan hablar de lo que les sucede. Estos espacios se pueden crear en la propia familia o en las instituciones, centros de salud y hospitales. Nosotros alentamos a que vayan y tengan una charla amigable», amplió el licenciado.
«La idea del suicidio aparece como una solución ante ciertos problemas que ni siquiera están bien delimitados por las personas. Que una persona pueda hablar y sea escuchada, ya es una forma de prevenir esa conducta», añadió.
Después, brindó algunos datos sobre la cantidad de suicidios que se registran en el país. «En Argentina se experimentó un significativo aumento durante la crisis económica de finales de los 90 y principios del año 2000. El pico más alto fue en el 2003. Ahora, la tasa de suicidio, según indican desde algunas organizaciones, se volvió a incrementar. El acceso a los servicios de salud mental es fundamental», precisó Murphi.
«Muchos de los intentos de suicidio consumados se dan porque las personas tienen una baja autoestima como consecuencia del bullying y la denigración. Hay que tener vías de comunicación con los directivos de las instituciones, pero también se debe abordar la cuestión desde un espacio psicoterapéutico. Hay que generar lazos sociales, cuando un suicidio es un acto consumado es porque al sujeto nada lo une con la vida. Es la relación que uno tiene con el otro», amplió.
Luego, dio más datos alarmantes en cuanto a los índices de suicidio y la baja en las edades. «Esta época ha llevado a los jóvenes y a los niños a enfrentar otras realidades virtuales, que muy probablemente propicien un poco más esta clase de conductas. Hay casos de jóvenes que se autolesionan mediante los juegos en redes sociales. Si alguien tiene algún familiar o amigo que esté pasando por esta situación, los invitamos a que se acerquen a los centros de salud y a los hospitales, que busquen un espacio y un profesional para que los escuché. Es prevenible. El acto suicida no es fácil de consumar y con los intentos muchas veces se perjudican aún más, como así también a sus familiares», advirtió el integrante del Área de Salud Mental del hospital Schestakow.
«Lo mejor de todo esto es poder acercarse, buscar ayuda y no minimizar las conductas. Hay una línea de asistencia mediante el 148 opción 0 (cero). Trabajan de 8 a 20 horas, ante una situación de angustia o tristeza pueden comunicarse con ese número. Ahora bien, si uno observa a una persona que está por quitarse la vida, debe llamar al 911», diferenció el profesional.
Asimismo, señaló algunos patrones que inciden en la conducta suicida. «Las causas son multicausales y se relacionan con cuestiones personales, contextuales y socio – familiares. Hay mitos que están instalados en la sociedad, por ejemplo, que hablar sobre el suicidio es una mala idea, ya que algunos consideran que se puede interpretar como un estímulo. Yo pienso que una de las mayores pautas a tener en cuenta es la planificación del acto, cuando la persona tiene una idea de cómo hacerlo. Ese es un riesgo inminente para la persona. Se cree que las personas que se suicidan sufren algunos trastornos mentales, pero casi nunca es así. A excepción de algún delirio que lleve al sujeto a cometerlo», remarcó Guillermo Murphi.
En ese mismo sentido, continuó derribando algunas falsas creencias que se instalaron en la sociedad. “Se cree que el que se quiere suicidar lo logra y que el resto lo hace para llamar la atención. Eso no es así completamente, por eso hay que tener cuidado. A veces una persona puede querer llamar la atención, pero nadie interviene, y sin querer o queriendo termina consumando el acto. Muchas veces no lo logra quien quiere, esa es la mejor manera de pensar. El suicidio no es una solución viable para los problemas», advirtió el especialista.
«Otra creencia es que, si una persona se intentó suicidar y sobrevivió, ya está fuera de peligro totalmente. De ningún modo es así, al contrario, hay que acompañarlos y darles la posibilidad de seguir adelante. Hay que brindarles un lugar para que sea escuchado» dijo al final de la entrevista.