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miércoles 1, de mayo , 2024

Sequía en Mendoza: cuánta agua hay en cada embalse

En medio de la crisis hídrica y la Emergencia Agropecuaria decretada por el Gobierno ante la sequía que atraviesa la provincia, el Departamento General de Irrigación (DGI) dio detalles de cuánta agua circula por los principales embalses de Mendoza y llamó a cuidar este recurso.

El informe quincenal realizado por el organismo revela la cantidad de agua que ingresa al sistema, la que sale y la que queda almacenada. El último corresponde al periodo entre el 1° y el 15 de diciembre.

Para Irrigación, estos datos son fundamentales para saber cuándo los embalses están acumulando agua y cuándo se están usando sus reservas, “para que la población asuma que estamos en sequía y que hay que cuidar” el recurso hídrico.

La información corresponde a los siete embalses que tiene Mendoza: Potrerillos en el río Mendoza; El Carrizal en el río Tunuyán; Agua del Toro, Reyunos y El Tigre en el río Diamante; y El Nihuil y Valle Grande en el río Atuel.

En el embalse Potrerillos queda almacenado al 55%; El Carrizal, al 47%; Agua del Toro y los Reyunos, al 53%, y El Nihuil y Valle Grande, al 50%.

El contexto de crisis hídrica sigue agravándose. El miércoles el gobernador Rodolfo Suarez, a través del decreto 2404, declaró el Estado de Emergencia y/o Desastre Agropecuario en Mendoza por los efectos de la sequía  y “ante la apremiante situación”.

La medida abarcará el período comprendido entre abril de 2022 y marzo de 2024 para las propiedades ubicadas en la provincia que tengan producciones ganaderas caprinas, bovinas, equinas, ovinas y apícolas.

Irrigación explicó la función más importante de los embalses es guardar agua de distintas épocas, para ser aprovechadas en agosto y la primavera. En esos meses las necesidades de los cultivos, principal demanda de recurso hídrico, es muy importante.

“No obstante, los caudales en los ríos son bajos respecto de esta demanda, ya que los deshielos de alta montaña son escasos”, indicó el informe.

Esto ocurre tanto en años de sequía como en años de nevadas relevantes, debido a que los deshielos dependen de las temperaturas que se registren en alta montaña. La situación se mantiene, en general, hasta fines de noviembre y principios de diciembre, cuando los caudales que ingresan a los embalses se compensan con los que se erogan.

A partir de ese momento, los embalses comienzan a llenarse nuevamente, hasta pasado el invierno, cuando vuelven a cumplir con ese objetivo central de satisfacer de agua durante la primavera. 

Fuente: El Sol

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