Sociólogo analizó la repercusión en las personas de la situación económica argentina

Los efectos colaterales que genera esa fábrica de pobres que llamamos inflación, nos hace pensar que estamos en un proceso de pobreza creciente. El sociólogo e investigador Juan Ignacio Bonfiglio ha realizado un estudio de la situación actual en nuestro país. “El dato inflacionario de febrero muestra el claro deterioro económico de la gente, aunque no se vea de manera directa. El IPC, particularmente en alimentos y bebidas, es mayor que el 6.6% que publicó el Indec, ya que llegó casi a un 10%. Esto afecta particularmente los niveles de la canasta básica alimentaria y la canasta básica total, que son los umbrales que a partir de los cuales, definimos si un hogar es pobre o indigente por los ingresos que tiene. Lo que estamos viendo es una tendencia al deterioro de los ingresos. A partir de nuestros datos el año pasado veíamos que había un descenso relativo de los niveles de indigencia, que se explicaba concretamente por la ayuda social sectorizada particularmente en hogares muy vulnerables, y también el incremento de las changas. El año pasado, con relación al anterior, hubo más changas; esto significó más ingreso y también más trabajo en los hogares más pobres. Ahora bien, si nosotros vemos la película en el largo plazo se nota claramente que si bien en algunos momentos puede haber algún tipo de recomposición, lo que se ve en el largo plazo es un deterioro de las condiciones de vida en los hogares argentinos. Hay un proceso de descenso y de pérdida de posiciones en hogares de clase media y media baja, que son los que pasaron en los últimos cuatro a cinco años a ser pobres”.
Cabe preguntarse cómo serían las cosas sin algunos tipos de ayudas sociales; Bonfiglio opina que “si hoy se sacaran las transferencias de ingresos que tienen que ver con programas sociales estaríamos en niveles de indigencia cercanos al 18% y niveles de pobreza del 50%. En este sentido es importante retomar algo no menor, y es que la ayuda social se incrementa, lo que tiene un efecto positivo en términos de compensación de desventajas muy serias, pero al mismo tiempo hay algo que no está funcionando, porque si tenemos que en los últimos diez años la ayuda social se incrementa de manera sostenida, la pobreza igualmente avanza. Hay algo en esta ecuación que no funciona. Yo creo que podríamos decir que la inflación es un síntoma a la vez que un problema. Está claro que hay pésimo funcionamiento de la economía, o al menos de algunos aspectos de las políticas económicas. En este sentido quiero agregar que está demostrado que los controles de precios no son una medida efectiva y con medidas de este tipo no se puede esperar resolver una cuestión estructural de la economía del país. Si bien en los últimos años tenemos, como consecuencia de la guerra en Ucrania y rezagos que quedaron de la pandemia algún atenuante por estas causas mundiales, igualmente la situación de Argentina no es comparable a otros países. En el mundo la inflación comienza a ser un problema, pero lo de Argentina no tiene nada que ver con las causas que generan la inflación mundial”.