En un pueblito de España, un burro bastante viejo muere frente a la parroquia. Como días después el cuerpo sigue allí, el Párroco decide llamar al Alcalde del pueblo para reclamar.
– Alcalde… tengo un burro muerto hace días frente a la iglesia…
El Alcalde, duro adversario político del cura, le contesta con ironía:
– Pero padre, ¿acaso no es el Señor quien tiene la obligación de cuidar de los muertos?
– Así es. Pero corresponde que le avise a los parientes!