Tres Poderes del Estado, una gran familia

Llevamos décadas de decadencia cada vez más notable, por supuesto que no es una novedad pero, considero que es tiempo de empezar a analizar con profundidad lo que nos pasa y crear los anticuerpos necesarios para cambiar el rumbo.
Un buen gobierno democrático respeta la división de poderes para que la ciudadanía tenga la tranquilidad necesaria que le permita desarrollar la actividad que le sea conveniente y permitir el progreso de la Nación intentando volver a tener la grandeza que perdimos hace muchas décadas.
Actualmente vemos a dos partidos políticos gobernando simultáneamente, uno, el peronismo, tratando de llevar el timón como puede, pero teniendo un derrotero dirigido por el legislativo; el otro partido que gobierna, el kirchnerismo, ocupado con una agenda propia ambiciosa, egoísta, tendiente a borrar un oscuro pasado que solo el sometimiento a la justicia podría aclarar. Este último partido de gobierno que tiene jaqueado al ejecutivo parece someter al poder judicial a su voluntad, desde esta columna ya he hecho referencia a la coptación de instituciones para beneficio propio.
Pero, ¿hasta qué punto se puede responsabilizar totalmente de ese proceder poco transparente a la facción de gobierno dirigida por la presidencia del senado? Acaso no hay una gran responsabilidad de la oposición que muestra sus tibios reclamos cuando se tratan los temas que solo benefician al kirchnerismo, y dan quórum o nó y una vez que se aprueban esas decisiones las aceptan y no cumplen con su tarea que es la de cuestionar por los caminos que corresponde, si una norma va en contra del interés general de la población?
Otro sector que pareciera tener un tibio presente es el judicial, salvo raras excepciones de jueces y fiscales probos que tratan de cumplir honrosamente con su tarea y deben soportar individualmente los embates políticos de un sector de gobierno ante la pasividad de una oposición que no cumple con su tarea de controlar al oficialismo. Se ve a un poder judicial que en lo institucional debería ser corporativo para defender su independencia, haciendo agua por todos lados. Todo es un embrollo donde el verdadero protagonismo que debería tener cada poder del Estado se ha desdibujado de tal manera que sin dudas lleva a pensar que se quiere lograr un poder único y ya sabemos como terminan esos sistemas de gobierno.
Cuanto interés personal hay en cada cargo de gobierno, incluyo a los tres poderes del Estado, cuanta soberbia, cuanta tibieza de quienes tienen que hacer cumplir las normas de convivencia democrática y exigir volver a un camino que dé progreso a los 44 millones de argentinos y no que sólo se beneficie la facción kirchnerista de la población la cual es minoría dentro del tejido social argentino.
En mi opinión veo un andar errático en todo el sistema, cada uno defendiendo su carguito, demasiado ímpetu en algunos y demasiada pasividad en el resto.
Es hora de decidir qué sistema queremos, el actual? donde se mezclan los poderes y la oposición como una “gran familia” gobernando a espaldas del pueblo o un sistema democrático con absoluta división e independencia de poderes que protejan a la totalidad de la Nación.
¿No es hora de plantear la realización de una consulta popular vinculante o un plebiscito de gestión para tratar de volver a la senda democrática? Estamos fuera del mundo por nuestro proceder, tratemos de volver a él con dignidad de una vez por todas.