“Una salida de amigos, que se volvió una experiencia inolvidable”. Así describió Estefanía a Infobae la excursión que realizó junto a tres amigas al Cajón del Covunco, un cañadón situado en el Área Natural Protegida Domuyo de la provincia de Neuquén.
Allí, donde la acción volcánica combinada con la erosión de las aguas del arroyo Covunco (que en mapuche significa “aguas calientes”) dan lugar a la aparición de asombrosas geoformas y escenarios imponentes, el grupo quedó maravillado ante semejante paisaje.
Paredones constituidos por coladas lávicas de basalto, que en algunos tramos llegan hasta los 150 metros de alto y con apenas 20 metros de ancho; y un camino marcado por una corriente de agua, que se alimenta de deshielos provenientes de las cumbres del volcán Domuyo, recibieron a las excursionistas el 1 de agosto.
La odisea arrancó por la mañana, donde estas cuatro mujeres residentes en la localidad de La Ovejas decidieron someterse a una desafiante aventura en compañía de su amigo Martín Muñoz, un guardafauna y reconocido fotógrafo neuquino que ofició de guía y aprovechó para captar con su cámara nuevas panorámicas.
“Dejamos los vehículos en un camino que conduce a la base del volcán y está situado a dos kilómetros de la entrada del cañadón. Para llegar, tuvimos que caminar por un llano e hicimos una pendiente por una huella de caballos, que justo estaba con nieve”, relató Martín a Infobae.
A las amigas, no solo les llamó la atención la grandeza de las rocas sino también las dos temperaturas que podían coexistir en el lugar. “El agua que corre por el arroyo tiene una temperatura estimada en 23 grados porque se desliza desde el géiser Los Tachos, que es el único activo en la Patagonia, pero la temperatura ambiente es de -1 grado debido a que las paredes están cubiertas por hielo”, explicó Estefanía.
Bajaron por la cara norte y recorrieron unos metros por el agua tibia hasta llegar a una inmensa roca encajada entre dos paredones que las sorprendió por su forma. “Era similar a la nuez que persigue la ardilla en la película La Era de Hielo”, coincidieron Estefanía, Valeria, Karina y Yanina.
Martín, que lleva 20 años como guardafauna del norte neuquino y conoce el cañadón como la palma de su mano jamás reparó en ese detalle a pesar de haber pasado infinidad de veces. “Como uno es del lugar y conoce todos los rincones hay cosas que ya no me llaman la atención”, admitió sorprendido ante la observación de las mujeres.
Esto hizo que inmediatamente encendiera su cámara y retratara esa inusual postal desde distintos ángulos para lograr la foto perfecta. En las imágenes se ven a las amigas posando debajo de la piedra, que tiene una altura aproximada de 9 metros de ancho por 12 metros de alto.
La roca, que desde ese día fue rebautizada como “la nuez de La Era de Hielo”, también puede contemplarse desde lo alto ya que hay un mirador natural situado en la punta de una loma, a unos 1.762 metros, desde donde además pueden verse volar cóndores de cerca.
El Cajón del Covunco es una de las joyas del norte neuquino. A este área protegida se accede a través de la ruta nacional 40 hacia el norte de la provincia de Neuquén hasta Chos Malal. Luego se toma la ruta provincial 43, pasando por la localidad de Las Ovejas, para acceder a la localidad de Varvarco. Y desde allí se continúa por un camino de ripio que pasa por el Cajón del Atreuco. Tras cruzar un puente, se continúa por el mismo camino que atraviesa el paraje Aguas Calientes, desde donde hay que hacer 14 km hasta ese magnífico cañadón.
“Nos llevó tres horas y eso que solo hicimos unos 150 metros dentro del cañadón, que nos condujo hasta la roca. En total, son unos cinco kilómetros de recorrido de pura belleza agreste en este rincón de la Patagonia”, precisó Martín, quien recomendó hacer una excursión de este tipo con ropa liviana, zapatillas, un bastón para transitar por zonas empinadas y un casco para protegerse del eventual desprendimiento de las piedras.
Otra de las atracciones turísticas dentro del Área Natural Protegida es el Volcán Damuyo, que tiene una altura de 4.707 y se lo denomina el “techo de la Patagonia” por ser el más alto del sur argentino. Su particularidad es que al no poseer estructura de volcán carece de chimenea central. Sin embargo, sus laderas se caracterizan por una gran cantidad de solfataras, con surgentes de aguas calientes y géiseres que se pueden vislumbrar mientras se escala hasta la cima.
Desde allí, es posible apreciar la Cordillera Sur de la provincia de Mendoza, el noroeste neuquino y el vecino país de Chile, y volcanes como el Copahue, Antuco, Sierra Velluda, Nevados de Chillán, Tromen y los cerros Campanario y Sierra Nevada.
Fuente: Infobae