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viernes 19, de abril , 2024

Un sitio web de España publicó una nota sobre la polémica en la iglesia local, en la cual muchos fieles se niegan a recibir la hostia en la mano

Días atrás, diario San Rafael públicó una nota que muchos feligreses se muestran en desacuerdo con recibir la hostia en la mano. La polémica continúa y el sitio web de España Infovaticana.com publicó el siguiente artículo:

La diócesis de San Rafael, en la provincia argentina de Mendoza, está literalmente en «pie de guerra» por las arbitrariedades de su obispo, Mons. Eduardo María Taussig; que con motivo de la «pandemia» obliga a todos los fieles, empezando por los seminaristas, a comulgar en la mano. Este sábado 27 (memoria de San Cirilo de Alejandría), despidió a quien fuera un excelente rector del Seminario, padre Alejandro Miquel Ciarrocci; quien defendió, hasta el fin, el derecho de los seminaristas a comulgar en la boca. Lo mandó, literalmente, a la casa. E hizo lo propio con el padre Fernando Martínez, otro gran formador del Seminario; cuya salud se vio deteriorada, en los últimos tiempos, por esta y otras arbitrariedades de Taussig.
El mismo Taussig asumió ahora como «Rector» del Seminario; y se fue a vivir allí. Este Domingo 28 celebró Misa. Y les advirtió a los seminaristas que quienes no pasaban a comulgar serían considerados «sospechosos»; y que se analizaría su permanencia en el Seminario. Sí o sí debían comulgar en la mano. Los seminaristas, muy bien formados, con notable violencia interior, así lo hicieron; conscientes de que si comulgaban en la boca serían echados en pocas horas. Hubo seminaristas que no pudieron contener sus lágrimas al hacerlo… ¡A estos extremos estamos llegando!.
Al mismo tiempo, Taussig grabó varios vídeos insistiendo con su postura. En el trasfondo de todo esto, está la voluntad de Taussig para no ser «misericordiado» por Francisco; como le acaba de pasar a su hermano en el episcopado cuyano, Mons. Pedro Martínez Perea. Viene haciendo lo imposible para quedar bien con el jefe; y no se da cuenta de que, de ese modo, acelerará su despido por parte de Bergoglio. El papa conoce bien a los que él llama «carreristas»; y le produce una particular satisfacción echarlos, luego de que demuestren su falta de escrúpulos para mantenerse en el poder. Otros afirman que lo está haciendo a propósito, para que lo echen; porque está harto de la diócesis. Él quería que San Rafael fuera su trampolín, por ejemplo, para ser Arzobispo de Buenos Aires. Pero ya van tres papas, y 16 años, y sigue esperando…
Fue consagrado Obispo, en la Basílica de Luján, el 25 de septiembre de 2004. Y eligió, para quedar bien con todos, a estos consagrantes: consagrante principal, Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires; coconsagrantes: Mons. Estanislao Karlic, arzobispo emérito de Paraná; Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata; Mons. Eduardo Mirás, Arzobispo de Rosario, y Mons. Juan Alberto Puiggari, Obispo de Mar del Plata.

Los laicos, gracias a Dios, muy bien formados y bien comprometidos están indignados. Ya han realizado varias concentraciones frente al Obispado; para rezar el Rosario. En la noche de este Domingo 28, uno de los laicos participantes difundió la siguiente carta:

San Rafael 28 de Junio de 2020

Buenas tardes a todos, a los que se han hecho presentes hoy con nosotros y a los que leerán estas palabras en cualquier momento a través de las redes.
Nuestro mensaje tiene tres destinatarios, los fieles católicos del sur mendocino, los sacerdotes y nuestro obispo.
Dios en su Divina Providencia nos ha querido mostrar como todo el orden establecido puede caer y despedazarse en un abrir y cerrar de ojos, y hoy vemos como en nuestro país, en nuestra provincia y en nuestra ciudad bajo el disfraz de prevención las autoridades civiles nos han encerrado y nos han quitado las libertades más elementales, lamentablemente con la complicidad de gran parte de las autoridades eclesiásticas.
Lo que en un principio podía entenderse o tolerarse fue transformándose en una injerencia desmesurada de la clase política en la vida de la Iglesia. Prohibiendo por decreto la celebración del culto público primero, limitando la cantidad de asistentes después, y legislando en contra de los cánones de la Iglesia en cuanto a la recepción de los sacramentos y a la presencia de los sacramentales en los templos más tarde.
Esto no es nuevo, ha sucedido muchas veces en la historia de la Iglesia, las gestas de la Vendée y del México Cristero son prueba de ello.
La diferencia con la actualidad consiste en que ahora desde la misma jerarquía Eclesiástica se avala este accionar y se persigue ferozmente a quienes se oponen a ello.
En nuestra Diócesis Monseñor Taussig, abusando de la autoridad de su investidura, ha considerado necesario hostigar a los sacerdotes que se oponen a aceptar la injusta disposición que obliga a cualquier fiel que desee recibir el Santísimo Sacramento a hacerlo en la mano. A la vez que descalifica la instrucción catequística que hemos recibido a través de los años de parte de nuestros sacerdotes.
Monseñor afirma que la comunión en la mano es la única manera posible en estos tiempos de pandemia, pero omite decir que esto es así por su propia decisión.
Con dolor y enojo escuchamos como nos llama conciencias deformes, e inmaduros en la Fe. Extraña manera de mostrar su amor de Padre y Hermano.
En su última catequesis virtual dice algo muy cierto al hablar de las determinaciones de Pablo VI y Juan Pablo II sobre los modos de comulgar y lo cito textualmente “¿Quién soy yo, quién es un humilde sacerdote, quién es un humilde laico para poner algo por encima de lo que determinó la Iglesia?”
Entonces nos preguntamos ¿Qué es lo que determinó la Iglesia? Escuchemos a Juan Pablo II:
“El tocar las sagradas Especies, su distribución con las propias manos es un privilegio de los ordenados, que indica una participación activa en el ministerio de la Eucaristía. Es obvio que la Iglesia puede conceder esa facultad a personas que no son ni sacerdotes ni diáconos, como son tanto los acólitos, en preparación para sus futuras ordenaciones, como otros laicos, que la han recibido por una justa necesidad, pero siempre después de una adecuada preparación”
“En algunos Países se ha introducido el uso de la comunión en la mano. Esta práctica ha sido solicitada por algunas Conferencias Episcopales y ha obtenido la aprobación de la Sede Apostólica. Sin embargo, llegan voces sobre casos de faltas deplorables de respeto a las Especies eucarísticas, faltas que gravan no sólo sobre las personas culpables de tal comportamiento, sino también sobre los Pastores de la Iglesia, que hayan sido menos vigilantes sobre el comportamiento de los fieles hacia la Eucaristía. Sucede también que, a veces, no se tiene en cuenta la libre opción y voluntad de los que, incluso donde ha sido autorizada la distribución de la comunión en la mano, prefieren atenerse al uso de recibirla en la boca. Es difícil pues en el contexto de esta Carta, no aludir a los dolorosos fenómenos antes mencionados.” (DOMINICAE CENAE).
Creemos que esto aclara el fondo de la cuestión, Lo que usted hace Monseñor es exactamente los que Juan Pablo II llamó doloroso fenómeno. ¿Quiénes han sido mal catequizados entonces? Escuchemos también al Cardenal Robert Sarah actual Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos:
“Que ningún sacerdote se atreva a imponer su autoridad en este asunto al negar o maltratar a quienes desean recibir la Comunión arrodillados y en la lengua. Vayamos como niños y recibamos humildemente el Cuerpo de Cristo de rodillas y en nuestra lengua. Los santos nos dan el ejemplo. ¡Son los modelos a imitar que Dios nos ofrece!”
Podríamos citar a Santos Papas y Teólogos de la Iglesia, que nos reafirman en nuestra decisión de no aceptar en conciencia comulgar en la mano pero no entraremos en la división que nos propone Monseñor, nosotros no juzgamos a quienes por desconocimiento o costumbre así lo hacen ahora, solo exigimos el mismo trato de su parte.
A nuestros sacerdotes queremos decirles, que agradecemos sus enseñanzas, su ministerio, y su coraje para cumplir con su misión, les ofrecemos lo poco que tenemos y queremos que sepan que pase lo que pase siempre encontraran en nosotros el apoyo que se les niega.
A nuestros seminaristas les hacemos llegar nuestra cercanía, hoy nos enteramos que el Seminario ha sido descabezado y que ustedes sufren fuertes presiones para aceptar lo que en conciencia no pueden. Resistan firmes en la Fe, no teman ni desfallezcan, Cristo Vence.
Monseñor no provoque más divisiones entre el pueblo fiel, queremos que comprenda que estamos deseosos de obedecer y amar a nuestro legítimo pastor, pero nuestra obediencia es primero para con Dios, y si usted se convierte en un obstáculo para ello no nos temblará la mano para hacerlo a un lado.
Como Hijos fieles de la Iglesia le pedimos que sea un pastor según el corazón de Jesús, lo queremos acompañando a los sacerdotes y no persiguiéndolos, lo queremos como Padre y hermano no como repetidor de decretos civiles, lo queremos en la calle presidiendo el Corpus y no detrás de una pantalla en una plataforma de vídeos.
La obediencia de un laicado maduro no es ciega Monseñor, por eso con respeto pero con firmeza hoy le aseguramos que mientras quede en nuestra diócesis un cura gaucho que no nos niegue la Sagrada Eucaristía, nosotros y nuestras familias seguiremos comulgando de rodillas y en la boca, y si -Dios no lo permita- llegue el momento en que todos los sacerdotes fieles hayan sido apartados de sus ministerio, haremos el ayuno más doloroso para el cristiano, no el ayuno corporal, sino el espiritual, porque preferimos abstenernos de comulgar antes que hacerlo indignamente.
Como dicen las sagradas Escrituras en el libro de los Macabeos “Aunque todos sí, yo, mis hijos y mis hermanos no… Nosotros no acataremos las órdenes del rey desviándonos de nuestro culto, ni a la derecha ni a la izquierda” ( I Macabeos 20-22).
Recemos por la Iglesia, por sus obispos, sus sacerdotes, sus seminaristas y sus fieles. Quiera Dios darnos la gracia de vivir y morir en su Amor.

Marcos Guillermo Fabregat

 

Fuente: Infovaticana

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