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  • Nadie debería creerse perfecto, ni preocuparse demasiado por el hecho de no serlo. | Bertrand Russell

viernes 19, de abril , 2024

Vejez Activa

Padre José Ceschi

Como soy un hombre naturalmente activo, cuando llegue a la vejez -para lo que no me falta mucho -espero que Dios me siga dando la gracia de poder trabajar con entusiasmo. A otro ritmo, pero con entusiasmo. A propósito, hay algo de Araoz Alfaro que hoy quisiera compartir con los lectores:
«Claro está que, llegando a la vejez, debemos abandonar ciertas posiciones y ciertos trabajos. Pero buscaremos otras tareas. Siempre habrá algunas que podamos desempeñar, en beneficio de todos y en beneficio nuestro. Inmovilizarse lentamente. Trabajar, buscar nuevos ideales, aspirar a seguir sirviendo en algo, en cualquier cosa, en lo que se pueda, es impedir la decadencia y el hastío, es prolongar la vida.
Para los que se vayan acostumbrando a los cincuenta años, les doy esta receta, en parte personal: ‘No querer envejecer, no dejar envejecer el espíritu’. En efecto, envejecer realmente es aceptar que todo ha concluido, que la partida está jugada, que la escena pertenece enteramente a los demás. La ancianidad temible, la verdadera `senectud’ lamentable no es la de los años que se acumulan. Es sobre todo la del envejecimiento del alma.
Si la naturaleza nos condena a una vejez enfermiza y achacosa, mantengámonos firmes. El espíritu es más poderoso que la materia. Siempre podemos mejorar nuestra vida espiritual, hacerla más elevada, más noble; fortalecer nuestra alma, templándola para luchar contra el sufrimiento. Para las almas fuertes, los dolores y las miserias son accidentes pasajeros.
Si por achaques físicos no nos fuera posible alegrar y prolongar la vida por el trabajo, podemos aun tener grandes satisfacciones espirituales: amar a los nuestros, a nuestro prójimo, a nuestra patria; amar a la ciencia, la belleza, el arte, la literatura, la música; y si ello no cuadra a nuestras aptitudes o nuestros gustos, amar, por lo menos, el buen sol que calienta, las verdes campiñas y los dorados trigales, la alta montaña, el mar que ruge, las noches de luna, la serenidad de los retiros campestres».
Si no están a la vista, ejercitar la imaginación es un modo también de mantenerse ocupado.

¡Hasta el domingo!

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