Luego de varios días de preparativos en la ciudad cuyana, a fines marzo el avión quedó en condiciones de realizar el vuelo desde el lugar que ella y Duperrier consideraban el mejor para despegar: el aeródromo mendocino Los Tamarindos (donde está el actual aeropuerto El Plumerillo).
Y el gran día llegó: el 31 de marzo de 1921, Bolland despegó del aeródromo de Mendoza, pero al poco tiempo de estar en el aire comprobó que, tal como estaba pronosticado, las condiciones meteorológicas eran muy desfavorables, lo cual, sumado al gran peso generado por una carga completa de combustible, la obligó a regresar al punto de partida.
“Hubo que esperar entonces hasta el día siguiente, cuando a eso de las 4 de la mañana su mecánico la despertó con la buena nueva: el tiempo era bueno y el cielo estaba despejado. Ella, con todo el entusiasmo, gritó: ¡A volar!”, cuenta Leticia.
En el aeropuerto de El Palomar. Foto Archivo fondo documental de la Dirección de Estudios Históricos de la Fuerza Aérea Argentina.
Entonces untó su cuerpo con lanolina (tal como hacen los nadadores), se vistió con el pulóver más abrigado que tenía, se envolvió el torso con varias capas de papel de diario y por encima se puso un kimono de seda que le recordaba a su hermano mayor Benoît, quien se había ido a vivir a China. Para coronar su particular vestimenta, se calzó un grueso mameluco de algodón.
Entre sus ropas, contó luego, escondió un puñal para (según sus propias palabras) “defenderse de los leones o aves de rapiña en la Cordillera, en el caso de haber tenido la desgracia de caer en esas soledades”.
Y al cuchillo le agregó algunas cebollas, que actúan como vasodilatador natural para las vías respiratorias, lo que ayudaría a sobrellevar la escasez de oxígeno por la altura.
El Caudron G3 en Mendoza, a punto de partir. Foto Revista El Gráfico, 26 de mayo de 1961.
¡Va a despegar!
La noticia circuló rápidamente por Mendoza, y decenas de personas se congregaron cerca del aeródromo para la salida de un vuelo que se anunciaba histórico.
Y eso pese a que fue muy temprano: a las 6:35 el avión se elevó por los cielos mendocinos para encarar un desafío inigualable, que le demandó 4 horas y 15 minutos a una velocidad promedio de 50 km/h, alcanzando una altitud máxima de 4.200 msnm y soportando temperaturas que llegaron a 26° bajo cero.
Por el frío, dijo luego Bolland, los brazos se le entumecían, y por momentos la falta de oxígeno la abrumaba. Para tratar de aliviar la situación, le daba de tanto en tanto un mordisco a la cebolla.
“En los primeros momentos parecía que iba a estrellarme contra las montañas, pero seguí decidida. La muralla de nubes era tan espesa que hubo un instante en que no vi nada y creí fracasar. Mi pena fue muy grande y ya pensaba en regresar a Mendoza, convencida de la imposibilidad de continuar adelante, cuando alcancé a ver, a lo lejos, como una puerta muy ancha, un enorme hueco entre las nubes. Hacia esa abertura me lancé cerrando los ojos, dispuesta a todo. ¡Y pasé!”
Así contó uno de los momentos clave de su hazaña la propia aviadora, en documentos oficiales que se encuentran en la Biblioteca Nacional de Chile.
Adrienne Bolland en andas, luego de aterrizar en Chile. Foto Flores Álvarez, Enrique. (1934) Historia de la aviación en Chile 913-920. Tomo II.
Fue la única persona en la historia en hacer el cruce por el Paso de la Cumbre, muy cerca del cerro Aconcagua y sobrevolando Las Cuevas, los Caracoles y el Río Blanco, dejando a su derecha el Aconcagua y a su izquierda el volcán Tupungato.
Ya cerca de su aterrizaje, una nueva situación límite la hizo temer por el éxito de su empresa: fuertes vientos sacudieron su avión y ya cerca de su meta se le rompieron las antiparras, por lo que hizo el último sin protección para sus ojos.
Luego de más de cuatro horas de vuelo, con sus dedos casi congelados y la cara morada, aterrizó en el Aeródromo Militar de la Escuela de Aviación de El Bosque de Santiago de Chile.
El avión en el aeródromo El Bosque de Santiago, con las banderas de Argentina, Chile y Francia. Foto archivo Coline Béry.
Eloy Martín y Héctor Carrasco describen que, además de autoridades militares, la recibió una multitud junto a la banda del Regimiento Ferrocarrileros, que tocó La Marsellesa y el Himno Nacional de Chile.
Al bajar del avión fue llevada en andas por la multitud; en parte porque el entumecimiento de sus piernas le dificultaba caminar.
Adrienne Bolland. Foto: Captura video
Regreso y vuelta a Francia
Luego de cuatro días y numerosos homenajes en Chile, regresó a Mendoza el 5 de abril en el Ferrocarril Trasandino, donde también recibió numerosos agasajos, y poco más tarde subió a otro tren que la llevó nuevamente a Buenos Aires, donde debía realizar más vuelos, al igual que en Río de Janeiro, para cumplir un contrato.
A su llegada en tren a Retiro la esperó una multitud -hay quienes dicen 300.000 personas– que la ovacionaron y la acompañaron en su recorrido hasta el Congreso de la Nación.
Adrienne en una caricatura y una publicidad de lanolina. Foto Revista Caras y Caretas Nº 1179. 7 de mayo de 1921.
Una revista que usualmente destacaba figuras masculinas como El Gráfico le dedicó dos tapas; y el diario La Nación le dedicó una portada con una foto de gran tamaño en donde la llamó “la Diosa de los Andes”.
También apareció en distintas publicaciones francesas, hizo una gira visitando varios lugares con su avion y fue protagonista de publicidades y caricaturas.
Al regresar a Francia continuó con la actividad aeronáutica y completó innumerables exhibiciones acrobáticas. Incluso en 1924 logró el récord femenino de loops, con 212 en 72 minutos.
René Caudron, dueño de la constructora del avión que cruzó los Andes.
Sin embargo, luego aseguró que no le daba importancia a esa marca porque su objetivo era batir el récord masculino, de 1.111 vueltas, según publicó la revista “Icare”.
Al año siguiente, el gobierno francés le otorgó la Cruz de Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor.
En marzo de 1930 se casó con Ernest Jean Baptiste Charles Vinchon, piloto veterano de la Primera Guerra Mundial, y en 1942, durante la Segunda Guerra, ambos se enrolaron en la resistencia francesa, “dedicándose al reconocimiento encubierto de campos de aterrizaje sobre la región del Loiret. Fue una activa militante de izquierda y feminista”, señalan Martín y Carrasco.
Bolland en su regreso a la Argentina en 1971, a 50 años de su hazaña . Foto Air France Collection DR 12.
Junto a su esposo regresó a Sudamérica en 1961 para el festejo de los 40 años de la hazaña, y nuevamente en 1971, invitada por Air France, para el 50° aniversario.
Murió cuatro años más tarde, en 1975, a los 79 años, en la residencia de Villa Donnery, en Orleans. Sus restos se encuentran en el cementerio local.
Homenaje de Francia y Air France
El pasado 31 de marzo de 2021, dos vuelos especiales de Air France despegaron del aeropuerto Charles De Gaulle de París. El AF 228 se dirigía a Buenos Aires, y el AF 406, a Santiago de Chile. Ambos vuelos, que aterrizaron en sus respectivos destinos el 1 de abril, exactamente 100 años después de la hazaña de Bolland, fueron operados completamente por personal femenino, como homenaje a Bolland.
Pilotos y tripulación femenina del vuelo AF 228 en Ezeiza, junto la directora de AFKL para la región y la embajadora de Francia. Foto Air France
En el Aeropuerto de Ezeiza, el vuelo piloteado por la comandante Laurence Elles-Mariani, con más de 24 años de experiencia en aviones de Air France, y Stéphanie Petiot y Caroline Szekezly como copilotos, fue recibido por la directora general de Air France KLM para Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, Nathalie Larivet, junto a la embajadora de Francia en Argentina, Claudia Scherer-Effosse.
“Es una gran satisfacción para nosotros poder organizar actividades que visibilicen la historia de esta gran aviadora. Adrienne Bolland es una fuente de inspiración para todas las mujeres que desean alcanzar un ambicioso objetivo profesional, sobre todo en áreas en las que el género femenino aún está poco representado”, comentó Nathalie Larivet en esa oportunidad.
En tanto Scherer-Effosse destacó que Adrienne Bolland es “una mujer que encarna el valor y la fuerza de todas aquellas que lucharon por hacer realidad sus sueños, y por deconstruir los estereotipos de la época, que las confinaban a cumplir el rol de ‘mujer’ socialmente establecido”.
En rojo, la ruta que siguió Adrienne Bolland, distinta a la más utilizada para conectar Mendoza con Santiago (en azul).
Y durante todo este año, la Embajada de Francia en la Argentina llevará adelante eventos y actos simbólicos, como muestras fotográficas, una escultura del artista franco-argentino Pablo Reinoso y ciclos de conferencias, en homenaje a la aviadora francesa y su hazaña centenaria.
