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sábado 4, de mayo , 2024

Ana Laura Moreno pedaleó hasta México y contó su experiencia: “Una aventura que me quedará en mis más profundos recuerdos”

Ana Laura Moreno es docente de Artes Visuales, y daba clases de nivel secundario en la escuela “Aguas del Diamante”, de Cuadro Nacional, y también en una escuela de Las Paredes. Hace dos años le surgió una inquietud aventuresca: irse a México pedaleando su bicicleta.
En diálogo con FM Vos (94.5) y con Diario San Rafael, Moreno recordó que mucho antes de este viaje había empezado a andar en bicicleta, yendo a El Cristo, a Valle Grande y de a poco empezó a descubrir que “se podía ir cada vez más lejos”. “Así fue como fue avanzando la idea de salir de viaje. Hubo un viaje antes (que fue a Los 7 Lagos, Neuquén), y en ese viaje de 20 días, mientras iba pedaleando, se me ocurrió esto: me voy a México en bicicleta”, dijo. Tuvo un año de preparación hasta que pudo salir.
En Argentina recorrió gran parte de la ruta 40, pasando por San Juan, Catamarca, La Rioja, Tucumán, Salta y Jujuy, aunque en algunas partes se desviaba. Desde La Quiaca pasó a Bolivia. De ese país algo que la impresionó fueron los paisajes. “Hubo una parte de mucha subida y mantenerse en lo alto fue fantástico, las montañas, los pueblos mineros, la gente. Era como muy tímida la relación, pero después se veía cómo se abrían y daban toda su hospitalidad, y era muy bonito ver cómo empezaba a verse la tradición a través de las vestimentas de las personas, era un ritmo de vida más lento, hasta en la forma de hablar, y me gustó mucho”, recordó Ana Laura.
El 9 de agosto de 2022 tuvo un accidente en Ecuador. Tenía al frente una bajada y veía que más adelante había una subida, por lo que decidió utilizar la primera para tener envión en la segunda, pero había piedras que la hicieron resbalar, cayó y la velocidad con la inercia que llevaba con la bicicleta continuó con su cuerpo en el suelo, lastimándose seriamente la rodilla. Regresó dos meses a San Rafael para reponerse, aunque volvió a Centroamérica para seguir adelante.
A la Ciudad de México llegó el 16 de octubre pasado, aunque dos meses antes había entrado desde Guatemala a su punto de destino. “Estuve recorriendo varios lugares de México por suerte”, señaló.


Al ser una mujer sola en la ruta, se manejó con cuidado. Si bien muchas personas la invitaban a quedarse, respetó ciertas reglas intuitivas como no hacerlo con un hombre a solas. Siempre intentó acampar en cercanías de casas, policías o bomberos. Pasó por momentos incómodos, pero sin falta de respeto alguna. Iba preparada para parchar ruedas, reparar o calibrar cambios y centrar las ruedas.
En cuanto a la parte económica, salió con ahorros, aunque escasos para un viaje semejante. En Bolivia empezó a vender retratos. “La gente me daba sus fotos o se quedaban ahí y yo los dibujaba, y fue una herramienta muy importante que me ayudó a llegar muy lejos; hice voluntariados en hostel o lugares donde aceptan que trabajes cinco horas por día, y a cambio te dan hospedaje gratis y a veces hasta alimentos. A veces hacía murales en algún voluntariado, lo que era un ingreso más”, remarcó la deportista. Al margen, remarcó que obtuvo un enorme acompañamiento de la gente que le donó alimentos. Esta fue sin dudas, “una aventura que me quedará en mis más profundos recuerdos”.

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