A punto de cumplirse un mes de la muerte de Pocha, la elefanta del ex zoológico de Mendoza que fue traslada a un santuario para estos animales en Brasil, aún se esperan los resultados de la necropsia para determinar la causa de su muerte.
Katherine Blais, co-fundadora del Global Sanctuary for Elephants, afirmó a El Sol que “todavía estamos esperando un informe preliminar del equipo de necropsia de la universidad. Pensaron que podrían proporcionar algo la primera semana, pero las cosas fueron más complejas de lo esperado”.
Y agregó: “Una vez más, han prometido algo para esta semana. Cuando tengamos algo, lo anunciaremos públicamente”.
Ignacio Haudet, director del Ecoparque aseguró recientemente que “es preferible que se tomen el tiempo necesario y que los resultados estén adecuados y no por apresurarse se comentan errores”.
Pocha murió el 6 de octubre, cinco meses después de su llegada al refugio ubicado en Mato Grosso junto a su hija, Guillermina. Se estima que tenía unos 57 años y que ya había cumplido su ciclo de vida.
Si bien estudios previos realizados antes del viaje no revelaron ninguna anomalía, tras su deceso, desde la ONG sostuvieron que “vieron pequeñas señales” que los hicieron preocupar sobre posibles problemas subyacentes, aunque no se diagnosticó nada.
“Cuando ella y Guillermina llegaron aquí al Santuario, había tenido un episodio en el que se cansó y era un poco más lenta para comer, pero después de una inyección multivitamínica, mejoró. Hace unos días, nos dimos cuenta de que era exigente con su heno, aunque todavía estaba pastando y disfrutando de todos los productos que le dieron», habían indicado desde GSE en el comunicado de su muerte.
En el mismo detallaron que después de una inyección de vitaminas que le dieron ese jueves por la noche, «parecía más brillante y, aunque todavía cansada, tenía más luz en sus ojos. Sin embargo, cuando volvimos a ver cómo estaba más tarde por la noche, descubrimos que había fallecido«.
Fuente: El Sol
