Durante los primeros días del mes, el Club Ika organizó una campaña para juntar baterías viejas, las que servían para canjearlas por nuevas, con la intención de ayudar a una escuela-albergue ubicada en Malargüe. Eduardo Zenobi, integrante del club, dialogó al respecto con FM Vos (94.5) y con Diario San Rafael.
La intención era ayudar a la escuela albergue N° 8-384 Carlos Rusconi en el paraje El Cortaderal, a 190 kilómetros de la ciudad de Malargüe. La institución educativa necesitaba baterías nuevas para hacer funcionar el sistema de energía con paneles solares. “El 11 y 12 de junio pasado estuvimos en la escuela, salimos el sábado tempranito para llegar tipo 4 de la tarde a la escuelita, y la recepción fue lo más lindo de parte de los chicos y las docentes cuando llegábamos. Eso es lo que por ahí nos motiva para hacer estos viajes que siempre son tan positivos, tanto para nosotros como para ellos con todo lo que les llevamos”, dijo Zenobi y recordó que estos pueblos poseen grupos electrógenos porque no tienen electricidad, y les prenden el grupo cuatro horas en la mañana y otras cuatro en la tarde, para luego cortar hasta el día siguiente.
En esa escuela –de nivel primario– trabajan con 16 niños que se crían en ese colegio, que “conviven como familias”, pues viven durante 20 días las 24 horas (no solamente durante el tiempo que están en horas de clase).
Se trata de un pueblo que tiene 10 casas aproximadamente, con un salón comunitario, un centro de salud, el Registro Civil, policía y la escuela. “Nos juntamos todos, pasamos una noche muy linda, se acuestan muy temprano (porque ya están acostumbrados). Después compartimos un chocolate con ellos en la mañana y después hicimos un asado bastante grande para todos y compartimos casi todo el domingo. Se les llevó mucho material de librería, mochilas, cartucheras; llevábamos también algunas sillas de ruedas (de las que fuimos el transporte), de la asociación Andar ya que el centro de salud tenía pedido una silla desde hace mucho tiempo y no les llegaba”, resaltó.
Algo interesante, es que algunos miembros del club van con hijos a esas escuelas, pues el hecho de ver cómo estudian otros en esas condiciones es algo que “les enseña muchísimo”. “Más allá de que no pasan necesidades, valoran mucho. Por ejemplo, veíamos a seis chicos jugando en una mesa con un mazo de cartas, todos calladitos divirtiéndose, algo que quizás no lo vemos en otros lados”, aseguró.
Zenobi se mostró muy agradecido con todas las personas que colaboraron en esta importante campaña, que tanto han ayudado a niños de bajos recursos.
Cabe decir que el Club Ika está compuesto por amantes de “los fierros”, es decir, no tiene ideología política y no responden a ningún partido. Simplemente, les gusta ayudar en el marco de la pasión por los vehículos todoterreno.
