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sábado 4, de mayo , 2024

El montecomanino Andrés Gómez hizo cubre en el Aconcagua: “Contemplar el horizonte en soledad es una experiencia indescriptible”

En una gesta que desafía los límites del cuerpo y la mente, Andrés Gómez, oriundo de Monte Comán, relató su épica travesía hasta la cumbre del imponente Aconcagua. Desde los verdes senderos hasta las gélidas alturas, su historia es un testimonio de determinación y pasión por la montaña. La aventura de Andrés Gómez, oriundo de Monte Comán, comenzó en Horcones, la puerta de entrada al Parque Provincial Aconcagua, donde cada paso es un encuentro con la grandeza de la naturaleza. “El Parque del Aconcagua es un lugar espléndido, con sus lagunas, senderos espectaculares y el majestuoso río Horcones”, describió a Diario San Rafael y FM Vos 94.5. El primer hito en su odisea es Confluencia, un campamento base a 3.500 metros de altura. “Es el primer desafío para quienes encaran el Aconcagua”, relató. Desde allí, el camino conduce al mirador de Plaza Francia, donde se vislumbra la imponente pared sur de la montaña, testigo silente de innumerables historias. La travesía continúa hasta Plaza de Mulas, el último refugio antes de adentrarse en las inhóspitas alturas. “A 4.200 metros de altura, la hostilidad de la montaña se hace sentir”, describió Andrés. Dolores de cabeza, descompensaciones y edemas pulmonares son solo algunos de los desafíos que enfrentan los aventureros. Desde Plaza de Mulas, el camino se vuelve más arduo. “Como uno de los sherpas del Aconcagua, llevaba el equipaje de los montañistas hacia los campamentos de altura”, cuenta. Canadá, Nido de Cóndores y Cólera son etapas en su ascenso hacia la cumbre, donde la determinación y la resistencia son las únicas compañeras de viaje. El día de cumbre, una larga jornada de ocho horas lo separa de la cima. “La madrugada nos encuentra caminando a la luz de la luna, congeladas las pilas de la linterna”, recordó. A pesar del frío glacial, la emoción lo embargó al alcanzar la cumbre. “Contemplar el horizonte en soledad es una experiencia indescriptible”, compartió. La aclimatación a la altura es clave en esta epopeya. “Cada cuerpo tiene su ritmo para adaptarse a las condiciones extremas”, explica Andrés. La preparación física y psicológica son fundamentales para afrontar los desafíos que impone la montaña. El momento culminante de la expedición hacia la cumbre del Aconcagua se tornó emotivo para Andrés Gómez, quien admitió que la magnitud del desafío lo conmovió profundamente. “El proceso, en el momento que iba en el trayecto de la cumbre, me sensibilizó un montón”, reveló. “Estoy subiéndola con caos, no lo puedo creer”, reflexionó mientras unas lágrimas brotaban de sus ojos, testigos silenciosos de la intensidad de sus emociones en ese momento trascendental. Andrés Gómez dedica su vida a la montaña, compartiendo su pasión con otros aventureros. “En Locos por la Montaña y el Club Andino del Sosneado, ofrecemos preparación y salidas para aquellos que sueñan con desafiar al Aconcagua”, concluyó. La historia de Andrés Gómez es un recordatorio de que, con determinación y perseverancia, los límites se desdibujan y las cumbres más altas se vuelven alcanzables.

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