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viernes 3, de mayo , 2024

Informe mensual de CAME confirma la enorme
diferencia que existe entre los precios que recibe
el productor, respecto a los que se pagan en góndola

En los informes que habitualmente emanan desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), hay uno que se refiere a la brecha de precios que existe entre los puntos de venta, y lo que perciben los productores. Pablo Vernengo, Director Ejecutivo de Economías Regionales de la entidad, se refirió al tema en diálogo con FM Vos (94.5) y Diario San Rafael.


“En el último informe mensual que elaboramos, referido al relevamiento del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), que tiene como objetivo medir las distorsiones de precios, vemos que normalmente estos se multiplican por varias veces, desde que salen del campo hasta que llegan al consumidor (góndola). Como consumidores debemos ser conscientes que hay desequilibrios, y en marzo estos fueron de algo más de tres veces. Hay una alta predominancia en la determinación del índice en las frutas y hortalizas, que presentaron costos de góndolas de hasta cuatro veces y media superiores a los que se pagan a los productores. Hemos tomado diecinueve productos, y hay algunos que tienen una variable de diez veces, en el precio al consumidor, superior a los que se pagan en bocas de producción. Por caso podemos citar los limones, manzanas y mandarinas, también los zapallitos. Además, visualizamos que en frutas y verduras los productores no han tenido una recomposición de precios en línea con los costos en góndola. La tajada importante entre estas diferencias, no se la lleva el productor que es quien genera los productos, y además es el que corre con el riego de las inversiones”.
Ante esto, consultamos a Vernengo sobre si existe alguna determinación de valores que pueda indicar equilibro en esta cadena. “En el análisis de productos de origen vegetal y animal, nos damos cuenta de que en el sector de animales la brecha es mucho menor, y normalmente alcanza las dos veces y media en la relación precio al productor con precios en góndolas. Los mercados de carnes y derivados tienen mayor transparencia, son más maduros, pero tienen una fuerte presión tributaria, y también vemos que se desnaturalizan los valores. Para ser más claros: un kilo de carne de novillo se paga al productor a 262 pesos, y en góndolas (promedio país) se paga a 1.012 pesos. Es decir, casi cuatro veces más. Es una mercadería muy requerida, que tienen un consumo anual per cápita de 46 kilogramos; habría que ver si en la cadena de faenamiento, fletes, etc., esa diferencia es real», explicó Vernengo.

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