Inteligencia Artificial¿demasiado marketing?

Desde hace unos años se trata de imponer al ser humano esa terminología y generalmente tratándola como igual o superior a nuestro natural desarrollo intelectual; hace tiempo se menciona que existe un “celular inteligente” o una “casa inteligente” o “auto inteligente” y esa costumbre de sobredimensionar una apreciación fue preparando el camino para instalar el actual concepto de “inteligencia artificial”.
Para analizar y comprender este nuevo desafío debemos comenzar, en mi humilde opinión, a definir qué significa la “inteligencia” del ser humano; una definición puede ser: facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad.
Y una definición de “inteligencia artificial” puede ser: Disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana como el aprendizaje o razonamiento lógico.
Analizando las dos definiciones se desprende que el término “inteligente” es una cualidad propia de un ser humano y en menor medida la presentan algunos animales en mayor o menor grado y que la segunda definición está referida a algo “programado informáticamente” es decir algo diseñado por un humano como herramienta facilitadora de almacenamiento y ejecución de programas perfectamente definidos para resolver un problema, es decir, “proceso computarizado” con desarrollo más completo pero que no deja de ser un programa como tantos que se diseñaron desde la aparición de la computadora.
Pienso que llamarle “inteligencia artificial” es algo muy pretencioso y debería cambiarse, si al final de cuentas es el resultado de un software y algoritmos puestos en marcha por humanos.
El proceso de una persona para lograr “inteligencia” es la sucesión de acciones naturales y de conocimientos inculcados desde que se nace y a través de los años donde en el transcurrir de la vida, va incrementando su sabiduría lentamente lo que le permite aprender, entender, razonar, etc, etc. decidiendo en forma autónoma hacer el bien o lo contrario. En cambio, la IA parte de un programa informático cargado y preparado para un fin determinado y para lograr procesos más complejos se le debe “cargar” más automatización informática mediante los software y algoritmos necesarios.
Actualmente se está haciendo funcionar la IA con la información lograda por el ser humano durante milenios, se toma de lo expresado en medios de comunicación, libros, redes, y todo elemento utilizado para guardar información como “la nube” que viene siendo lo que antiguamente fue la “Biblioteca de Alejandría” por ejemplo, y ese conocimiento que es inherente a la mente humana en minutos se “carga” como base para la IA sin tener en cuenta que existe el “derecho de autor” y el mérito que mientras se exprese un ser humano se respetará por la “propiedad intelectual” que corresponde mencionar.
Es necesario que a nivel mundial en general y en nuestro país en particular se regule la utilización de lo que muchos llaman IA porque se están viendo resultados de esas combinaciones informáticas donde el plagio y el uso indebido de conocimiento llevará a vivir en un mundo de fantasía y con aristas peligrosas.
El mundo debe recordar que hace muchas décadas logró el uso de la energía nuclear, las expectativas eran de progreso para la humanidad pero, también existió un camino del uso militar de donde salieron las bombas atómicas, utilizadas lamentablemente, y de donde quedaron los tremendos arsenales nucleares que abundan en el mundo y se encuentran en un estado de uso potencial. Hay momentos en que el mundo debe controlar sus acciones antes de que sea tarde.
Estamos viendo que la sociedad está utilizando esta herramienta y hay usos positivos de ella, principalmente en educación, pero de ahí a que la finalidad no sea así hay un paso muy pequeño para dar y debe resolverse con la aplicación de regulaciones y eso se aplica, solamente, con el uso de la “inteligencia natural del ser humano”.
Por Enrique Mario Barrera