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viernes 3, de mayo , 2024

La acusan de matar y la búsqueda de un arma se transformó en la clave

Florencia Daniela Herrera es oriunda de Godoy Cruz. Tiene 26 años. Los cumplió el 30 de mayo. Desde la mañana del 15 de julio, pasa sus días detenida e imputada por un asesinato. La acusan de matar a balazos a Claudio Eduardo Osorio Cornejo, un hombre de 47 años con pasado carcelario y a quien apodaban Tota.

Actualmente, transcurre sus días en la cárcel por homicidio agravado por el uso de arma de fuego y se encuentra a la espera de que se realice la audiencia de prisión preventiva.

La víctima recibió el lunes 6 de junio dos tiros en su vivienda del Loteo Cantú Caroglio, ubicado entre los barrios Pedro Molina I y II de Guaymallén. Antes de morir, alcanzó a hablar con dos policías que llegaron hasta la escena alertados por llamados de testigos al 911. Aportó el nombre de la persona que accionó un arma contra él a corta distancia y por la espalda.

Los efectivos escucharon, palabras más palabras menos, “la chabona que me pegó fue Florencia…”, tal como reveló este diario a las pocas horas de iniciada la pesquisa. También dijo el apellido, pero los uniformados no escucharon bien si era “Herrera” o “Varela”.

Con el paso de los días, el fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello identificó a la mujer que pasó la noche con el Tota –y otro hombre– antes de que se perpetrara el crimen. Supieron que era Florencia Daniela Herrera Navarro y que había utilizado un arma de la víctima para matar.

Se trata de un revólver calibre 38 que no fue encontrado en la escena ni cuando se desarrolló un allanamiento la mañana del 15 de ese mes para dar con el paradero de la sospechosa en la casa 17 de la manzana J del barrio 17 de Noviembre de Guaymallén. Para los detectives, se trata de una prueba clave para el futuro de la instrucción.

Este miércoles, por pedido del fiscal Pirrello, se desarrollaron una serie de allanamientos en la vivienda que frecuentaba Herrera con el objetivo de dar con el arma. Sin embargo, las medidas, desplegadas en propiedades de familiares de la sospechosa, no resultaron positivas. 

Más allá de esto, fuentes policiales y judiciales detallaron a El Sol que los trabajos investigativos están lejos de culminar y continuaban sumando elementos que confirman la autoría de la joven en el ataque.

Además del arma, los detectives del caso buscan saber qué tipo de relación mantenían víctima y presunta victimaria. Y esto no es un detalle menor: mientras Pirrello analiza si hubo alevosía -Osorio fue asesinado por la espalda–, el avoque también podría modificarse a «homicidio agravado por el vínculo».  

Algunos parientes de Osorio sentenciaron que “los habían visto juntos alguna vez” en la zona del Loteo Cantú Caroglio, pero no tenían en claro si eran pareja o simplemente amigos. Si se confirma que eran novios, la situación procesal de Herrera podría dar un giro de 180 grados y pasaría a enfrentar una potencial pena de prisión perpetua.

Lo que sí se aprovechó en la pesquisa fue la descripción previa que hicieron de la joven a la hora de hablar en la causa, aportando que tenía un pequeño hijo.

Claudio «Tota» Osorio, la víctima.


Reconstrucción

La historia del crimen tiene su inicio a las 7.20 del lunes 6 de junio, cuando una vecina de Claudio Osorio llamó al CEO para advertir sobre una serie de detonaciones de arma de fuego en una morada de calle Colombia 2390 del distrito Belgrano, entre Manuel A. Sáez y Granaderos.

Los primeros policías en llegar en el teatro del hecho dieron con la víctima en la puerta del domicilio llena de sangre. Agonizaba. Presentaba, a simple vista, una herida en la espalda que había salido por el tórax.

Una ambulancia del Servicio de Emergencias Coordinado (SEC) fue desplazada hasta la propiedad y los médicos intentaron salvarle la vida al hombre de 47 años. Sin embargo, nada pudieron hacer y a los pocos minutos se constató el deceso.

Policía Científica trabajó en la escena y encontró un colín y uñas postizas que serían de una mujer. Sumado a que los uniformados que constataron que Osorio tenía signos vitales y alcanzó a decirles quién le había disparado, los investigadores comenzaron la tarea de identificación de la sospechosa.

Esa misma casa de calle Colombia había sido noticia el 27 de diciembre del 2015, cuando un sobrino de Tota también fue acribillado a balazos. La víctima de ese hecho fue Franco Alexis Ortega, de 25 años, quien murió en medio de un ajuste entre conocidos.

Personal policial en la escena, la mañana del 6 de junio.


Con pasado carcelario

El Tota Osorio era un hombre con pasado carcelario. En febrero de este año había dejado la prisión luego de ser condenado a un año de encierro por amenazas agravadas por el uso de arma de fuego en contexto de violencia de género.

No era la primera vez que iniciaban un expediente por maltratar de una mujer. Sus primeros antecedentes tienen su inicio en el 2004, cuando fue detenido por tenencia de arma de uso civil y infracción de Estupefacientes.

Fuente: El Sol

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