Enmarcada en el programa “Me lo tomo en serio”, la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), llevó a cabo una investigación y presentó un estudio sobre la relación de los jóvenes con el consumo de alcohol. Se refiere a la siniestralidad vial y su relación con el consumo de esas bebidas.
Carmen Pérez, integrante del Fondo Vitivinícola que participó de la presentación, expresó que este es un estudio que terminaron de hacer en octubre de 2021, “en principio con una respuesta productiva del sector vitivinícola, ante la generación de un debate que parecía muy reduccionista: el problema de la siniestralidad vial o de los accidentes viales en los que participan jóvenes y alcohol, porque es un problema que intuíamos por los datos disponibles que era bastante más complejo y que una medida aislada, como es la llamada ‘Tolerancia cero’, era muy difícil que abordara esa problemática en su integralidad”.
“Nuestras primera intención fue escuchar a los jóvenes de primera mano, para entender en principio algunas cuestiones que van más allá de esta mirada cortoplacista de la Tolerancia cero, entender cómo se construye por ejemplo, la idea de responsabilidad en un momento particular de la vida, donde a partir de los 18 años este grupo empieza a diseñar y a desarrollar su proyecto de vida, su primer trabajo, su vocación, sus estudios universitarios o terciarios, y en ese momento, qué estaba pasando saliendo de la pandemia con estos jóvenes que atravesaron un proceso que en gran medida, se vivió como trágico, ya que tuvieron que suspender su vida social, su circulación, cómo afectó eso en su manera de relacionarse y en su manera de interactuar en el espacio público.
Fue una investigación que hicimos en Mendoza, Rosario y Buenos Aires y en principio, el primer hallazgo es bien interesante porque en el diálogo, la investigación se basó en la técnica del grupo focal. Son conversaciones que en este caso fueron online, que van siendo guiadas, coordinadas por una persona de la consultora y en la conversación, los chicos y las chicas nos hablaban de una evolución también de su relación con el disfrute y con el alcohol, incluso con los consumos problemáticos”, recordó y añadió que así se encontró un dato muy preocupante, vinculado a la edad de iniciación de los jóvenes en el consumo de alcohol, que está entre los 12 y los 15 años. “Ellos mismos identifican esa etapa como ‘exploratoria’, como ‘de rebeldía’, y la frase es ‘cuanto más lo prohíben, más lo queremos’”, advirtió.
Ocurre además, que en un momento conducir un vehículo deja de ser algo guiado por los padres, “llenándose de mitos o de verdades a medias”. Consideran los propios jóvenes que “una medida punitiva como tolerancia cero, no daría cuenta de esa complejidad”. Los proyectos hablan de prohibiciones, pero no de mejoras en educación o en infraestructura vial, del diseño de controles transparentes y no den lugar a la corrupción.
