“La Muerte Blanca”: fue el francotirador más letal de la historia y la pesadilla del ejército ruso

“Hice lo que me ordenaron de la mejor manera que pude”, fue la frase que Simo Häyhä, pastor finlandés devenido en el francotirador más mortífero de todos los tiempos, eligió para describir la proeza que lo convirtió en una pesadilla para los soldados enemigos y en una leyenda en su país: aniquiló a 505 tropas de la Unión Soviética durante la llamada “Guerra de Invierno”, entre 1939 y 1940.

Apodado “La Muerte Blanca” debido a su habilidad para camuflarse en la nieve y su prodigiosa puntería, Häyhä era capaz de acertar a un blanco a más de 300 metros con un fusil sin mira telescópica. Su destreza le sirvió para dar cuenta de sus víctimas sin ser visto.

Dueño de una sonrisa amplia y luminosa, Häyhä utilizaba un M28 Pystykorva, una variante finlandesa del soviético Mosin-Nagant, uno de los fusiles más famosos de la historia. Su precisión era tal que prefería no usar el dispositivo óptico del arma, lo cual le permitía reducir el tamaño del blanco que ofrecía al enemigo y lo libraba del reflejo del sol en las lentes, algo que solía delatar a los francotiradores.

“La Muerte Blanca”: una puntería prodigiosa y un repertorio de habilidades

Otro de sus trucos consistía en compactar la nieve delante suyo para que no se removiera al disparar. A su vez, masticaba hielo para evitar que el vapor de su aliento lo delatara. Su corta estatura, apenas 1.52 metro, le servía para pasar inadvertido.

Simo Häyhä nació el 17 de diciembre de 1905 en el pueblo de Rautjarvi, en lo que en aquel entonces se conocía como Gran Ducado de Finlandia. Fue el séptimo de los ocho hijos en una familia luterana de granjeros finlandeses, y alternó sus estudios de gramática en la escuela de Miettilä con el cuidado de la granja familiar junto a su hermano mayor. A los 20 años hizo el servicio militar y no tardó mucho en destacarse como un tirador de élite.

Además de los 505 soldados rusos caídos con el M28 Pystykorva, a Häyhä le acreditan extraoficialmente otras 200 bajas enemigas con el subfusil finlandés Suomi KP/-31. Todo en un período de tres meses, el tiempo que duró la Guerra de Invierno. Sus camaradas afirmaron que llegó a matar 25 tropas del bando adversario en un solo día.

El día que a “La Muerte Blanca” se le terminó la suerte

Los soviéticos tramaron diversos planes para deshacerse del hábil soldado finlandés. Fue el blanco exclusivo de diversas operaciones militares dedicadas exclusivamente a él, desde francotiradores hasta ataques de artillería. Nada dio resultado.

Finalmente, el 6 de marzo de 1940, el aura invencible de “La Muerte Blanca” se apagó: una bala le entró por la parte superior del labio y le destrozó la mejilla izquierda. Sin embargo, se cree que se trató de un disparo al azar y no de un ataque dirigido.

Integrantes de su batallón lo llevaron hasta un hospital cercano y Häyhä entró en coma durante siete días: le habían volado la mitad del rostro. Fue sometido a una decena de operaciones para reconstruir su imagen. Al mismo tiempo, Stalin firmaba la paz con Finlandia.

Simo Häyhä, el francotirador más letal de la historia: “¿Cuál es mi secreto? Práctica”

Luego de varios años, Häyhä finalmente se recuperó. Su proeza no alcanzó para vencer al poderoso Ejército Rojo y, de hecho, el francotirador jamás pudo regresar a su granja, situada en un territorio que quedó bajo control soviético.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, el francotirador se dedicó a la caza -principalmente de alces- y a la cría de perros. Tuvo una vida longeva y tranquila en el campo, lejos del horror de la guerra y con una medalla adicional: ningún enemigo había podido con él.

Murió de viejo, el 1 de abril del 2002, a los 97 años. Tiempo atrás, en 1998, le preguntaron cuál era el secreto de su habilidad y respondió con una sola palabra: “Práctica”.

Fuente: TN