El papa Francisco usó el Angelus para unirse al «dolor del pueblo de Sri Lanka, que sigue sufriendo los efectos de la inestabilidad política y económica», tras lo cual renovó su llamamiento a la paz e imploró a las autoridades de la convulsionada nación insular que «no ignoren el grito de los pobres y las necesidades del pueblo». El mensaje del Pontífice deberán tomarlos los partidos de la oposición que, con sus 113 legisladores en el Congreso, acordaron ayer una mayoría parlamentaria dirigida a formar un nuevo gobierno luego de la renuncia del presidente Gotabaya Rajapaksa y del primer ministro Ranil Wickremesinghe
Los manifestantes que el sábado irrumpieron en la residencia oficial del Jefe de Estado y en la vivienda particular del premier continúan allí y avisaron que se quedarán hasta que las dos dimisiones se oficialicen, trámites que se concretarán pasado mañana para garantizar el traspaso del poder, ya que Rajapaksa debe instaurar al flamante Ejecutivo que, según establece la Constitución, encabezará provisionalmente el titular del Congreso, Mahinda Yapa Abeywardena.
Los desafíos asoman complejos, pues Sri Lanka sufre un colapso económico que ha provocado la cesación de pagos y un grave desabastecimiento de productos esenciales y combustibles. Por lo pronto, en agosto debe presentarle un plan sustentable al FMI, al que debe abonarle 28.000 millones para fines de 2027 (el rojo total asciende a 51.000 millones).
«Es difícil negociar porque somos un Estado quebrado», admitió el «eyectado» premier, quien resultó crucial de las conversaciones con el Fondo sobre un rescate y con el Programa Mundial de Alimentos (de hecho, ayer llegaron fertilizantes clave para los cultivos de la próxima temporada y un primer cargamento de gas).
¿DONDE ESTA EL PRESIDENTE?
Rajapaksa, de 73 años, logró huir, bajo protección militar, de la turba por una puerta del ala trasera del edificio. Actualmente se encuentra en un barco que ha llegado a las aguas del sur del país.
APUNTADO
Estados Unidos subrayó que el bloqueo a las exportaciones de granos de Ucrania impuesto por Rusia puede haber contribuido a los disturbios en Sri Lanka y expresó su temor de que «esto se repita en otras naciones».
«Estamos viendo el impacto de la agresión de Vladimir Putin en todos lados», aseveró la cancillería norteamericana.
PALACIO OCUPADO
Muchos ciudadanos aprovecharon el domingo para hacer largas filas, sentarse en el sillón presidencial y sacarse fotos. «Nuestra lucha no ha terminado», advirtió el líder estudiantil Lahiru Weerasekara. Mientras, en la planta baja de este inmueble colonial que simbolizó la autoridad del Estado durante más de 200 años, niños tocaba el piano de cola
«Cuando los gobernantes viven con tanto lujo, no tienen idea de cómo les va a los ciudadanos comunes. Lo que hemos conseguido muestra lo que se puede hacer cuando las personas deciden ejercer su poder», resumió un monje que caminó 50 kilómetros para sumarse a las protestas.
