La postpandemia y el futuro de los países

El 2021 comienza a terminarse y, muy probablemente, el año próximo mostrará una realidad diferente para la mayoría de los seres humanos. Tras dos años trastocados fundamentalmente por la pandemia de Covid-19, 2022 aparece como el año del regreso a la mentada y esperada “nueva normalidad”. De no habar situaciones excepcionales e inesperadas, y si continuamos respetando las medidas preventivas que recomiendan los médicos –con la vacunación como mascarón de proa y llegando a la mayoría de la población mundial–, muy probablemente la realidad del año próximo tenga mucha similitud con la prepandemia.
No obstante, ciudadanos y –sobre todo– dirigentes deberíamos estar pensando en ese futuro y en las crisis económicas, políticas y sociales que la pandemia generó y que, al parecer, seguirán entre nosotros por mucho tiempo.
La reducción de mercados al límite y el aumento de la pobreza probablemente acentúen la tendencia a gobiernos autoritarios y líderes mesiánicos. Algunos resultados electorales en la región así lo confirman. Sin embargo, esos nuevos líderes y movimientos que probablemente tenderán a confluir hacia el extremismo, deberán tener en cuenta que poco antes de la pandemia y aún durante su desarrollo, varias sociedades a lo largo y ancho del mundo hicieron tronar su escarmiento contra aquellos gobernantes que desarrollaron programas económicos y políticos que excluían a una parte importante de esas comunidades.
La pregunta es si, pandemia pasada, las democracias capitalistas seguirán aplicando las mismas fracasadas recetas económicas; si dispondrán de autoridad y recursos para enfrentar los previsibles, masivos y violentos conflictos sociales. Y si las mentes autoritarias harán su desembarco masivo en un mundo convulsionado, lo que podría tornarlo más extremo aún.
De todas maneras, lo que está claro es que si en los próximos años no prima la razonabilidad a la hora de conducir al mundo, el peligro que se cierne sobre el progreso civilizatorio y la sobrevivencia misma de la humanidad es preocupantemente cierto.