Tal como viene informando Diario San Rafael en sus ediciones, por estos días la Justicia local investiga de oficio el origen de un audio que el domingo por la noche se viralizó a través de Whatsapp con información falsa, asegurando que dos diques de nuestra zona habían colapsado por la gran cantidad de lluvia caída y que una creciente del río Diamante provocaría desgracias en quienes viven a su vera. Ello llevó a que entre 400 y 500 vecinos de la Isla del Río Diamante se autoevacuaran de sus propiedades, generando una angustia ostensible entre ellos.
Los investigadores estiman que podemos estar frente a la comisión del delito de intimidación pública, frente al cual el Código Penal castiga con prisión de dos a seis años a quien –como en este caso– infunde un temor público o suscita tumultos o desórdenes, hiciera señales, diere voces de alarma, amenazare con la comisión de un delito de peligro común o empleare otros medios materiales normalmente idóneos para producir tales efectos.
No obstante, el caso también merece alguna reflexión acerca del uso de los medios de comunicación –Whatsapp es uno de ellos– que hacemos los seres humanos y cómo una herramienta como esta puede ser bien o mal utilizada por los usuarios, es decir, todos nosotros.
A diferencia de dos o tres décadas atrás, quienes producen la información hoy ya no somos exclusivamente los periodistas, sino una parte mayoritaria de la sociedad, los usuarios de redes sociales o aplicaciones digitales que emiten, repiten, desarrollan y/o consumen mensajes de manera abrupta y masiva.
Esa “información” no siempre es veraz y ello puede deberse a una confusión o a una intencionalidad del emisor, al igual que sucede con las noticias falsas en los medios de comunicación tradicionales.
Frente a ello, es imperioso tomar conciencia de que no toda información que se consume brinda datos reales y que en muchas oportunidades existen diversas intencionalidades a la hora de posicionar temas en la agenda pública. Y ese ejercicio sirve para todas las formas de comunicación humana.