Desde hace 18 años, el 31 de octubre no es un día más para los sanrafaelinos. Un día como hoy, pero de 2003, Paula Toledo era brutalmente asesinada.
A pesar de que muchas veces las palabras “Justicia” y “Derecho” se encuentren emparentadas o, inclusive, se las adopte como sinónimos, lo cierto es que su espíritu y –sobre todo– sus efectos suelen ser bien distintos. El caso de Paula es, aún hasta ahora, un palmario ejemplo de cómo algunos integrantes de las instituciones (en este caso, el Poder Judicial) que dirigen una sociedad que pretende ser organizada y lógica, a veces no cumplen su rol y de cómo su fracaso a la hora de lograr esos objetivos depara para el ciudadano común una inquietante sensación de desamparo.
Una instrucción con llamativas y preocupantes falencias, juicios anulados y prescripción de la acción penal para tres de los acusados conforman, entre otras, las facetas más vergonzantes de una causa que en los corrillos de los tribunales locales ya se considera un ícono de cómo no hacer las cosas.
En febrero de este año, la condena a 11 años de prisión al único imputado que tenía la causa, Marcos Graín, no pareció dejar conforme a una parte importante de la sociedad sanrafaelina. El fallo, seguramente ajustado a derecho, estimó a Graín como partícipe del abuso sexual contra la joven, pero nada dijo respecto a quienes lo cometieron efectivamente y, sobre todo, quienes torturaron y mataron a Paula. Quizás allí resida el mayor dolor social: un hecho pavoroso, un femicidio atroz, juzgado casi 18 años después, que queda sin responsables directos.
Por estos días, nuestra comunidad se ha visto nuevamente conmovida por un femicidio, el de Natalia Tagua. Pero a ello hay que sumarle, además, la llamativa y preocupante cantidad de denuncias por hechos de violencia contra las mujeres que se da a diario en San Rafael. La memoria de Paula y de las otras víctimas merecen que se busque evitar por todos los medios ese tipo de situaciones o, una vez producidas, se sancione a sus responsables, a los directos y a los indirectos.